Encontré algo muy interesante en el blog de Morris Berman (autor de «El reencantamiento del mundo», «Historia de la Conciencia» y «Dark Ages America»), y consideré que vale la pena compartirlo. Lo traduje sin autorización, tratando de ser lo mas fiel posible. Es un mini ensayo sobre la importancia de la humanidades en la psiquis y desarrollo de una nación.

Sin más preámbulos, acá les va:

«Ninguna persona puede ser, simultáneamente, ignorante y libre» – Thomas Jefferson

«Si la ignorancia fuera felicidad, los norteamericanos estarían extáticos» – Autoadhesivo norteamericano.

Antes de preguntar el propósito de las humanidades, quizás deberíamos preguntar cuál es el propósito de la universidad, o incluso cuál es el propósito de una nación.

Si el propósito es dinero y poder, entonces el modelo obvio es Estados Unidos (EEUU). Al menos, en el corto plazo. Porque en el largo plazo, esto no ha funcionado muy bien. Como he argüido en otras partes, después de 230 años el país parece estar en las últimas. Económicamente, EEUU está en graves problemas, con algunos expertos prediciendo una caída estilo depresión (como la de 1929. Nota del traductor) en 10 o 15 años. En términos de poder, parecer ser bastante claro que EEUU está perdiendo rápidamente su influencia en el mundo, con la Unión Europa y China listas para reemplazarle en su rol hegemónico.

Un gran motivo para este declive es que el centro valórico de EE.UU gira en torno al dinero, poder y tecnología. No es que haya algo malo con estas cosas, en tanto sean medios y no fines. Pero en EEUU, se convirtieron en fines, propósitos en sí mismos; lo que significa, finalmente, que el país no tiene propósitos. Está en bancarrota espiritual. Mientras que ya es muy tarde para EE.UU el revertir su camino, personalmente me gustaría ver a México (y al resto del mundo) evitar este infeliz destino.Relacionado con esto está el hecho que la mayoría de las universidades de EEUU también perdieron su propósito.

Tengo la esperanza de que las universidades mexicanas revisen su admiración por sus contrapartes norteamericanas. Consideren los siguientes hechos:

  1. En 1965 alrededor del 75% de los novatos en EEUU dijeron que estaban en la universidad «para encontrar una filosofía de vida significativa». Cuarenta años mas tarde (incluso menos), el 75% dijo que era para llegar a ser rico.
  2. En el grupo etario de 18-24 en EEUU, el 87% no puede localizar Iraq o Iran en un mapamundi, y el 11% no puede localizar a los Estados Unidos(!).
  3. Durante 2003-4, el 20% de los estudiantes de pregrado se centraron en negocios, mientras que el 1,6% lo hizo en inglés y 1,3% en historia.
  4. 20% de los norteamericanos piensa que el sol orbita alrededor de la tierra, y un adicional 9% dice que no sabe cual gira en torno a quién.
  5. En 1982 el 56,9% de los norteamericanos leyó un artículo de literatura creativa en los últimos doce meses. Esto cayó a 46,7% en 2002. Es decir, una caída de 10% en 20 años.
  6. Los diarios continúan cayendo debido a la pérdida de lectores, y la venta de libros se ha estancado. Ha habido algun debate en los EEUU sobre si la lectura se transformará en un «hobbie pintoresco» en el futuro.
  7. Investigadores de la educación en EEUU han identificado un fenómeno reciente conocido como «aprendizaje negativo». Una encuesta del 2005 de una universidad de Connecticut reveló que en 16 prestigiosas universidades, incluidas Yale, Chicago, Berkley y el MIT, los estudiantes senniors (con mas años en la carrera. Nota del traductor) sabían menos sobre historia norteamericana, gobierno, relaciones exteriores y economía que los novatos.
  8. El actual presidente de los Estados Unidos, que posee grados de Harvard y Yale, es notoriamente indiferente sobre el mundo y tiene dificultades para hablar correctamente el inglés.

¿Qué hizo que todo esto sucediera? Tres factores me vienen a la mente:

  1. Progresivamente, después de la segunda guerra mundial, la educación universitaria se transformó en poco mas que la preparación para un trabajo. «Aprender por aprender» se convirtió en un tipo de lujo.
  2. Las universidades norteamericanas adoptaron el modelo de las corporaciones, y la enseñanza se modeló al estilo de la relación cliente corporativo: el profesor es un «proveedor» de un «producto», el cual «compran» los estudiantes a la institución. Una vez que la educación se transforma en un bien transable de este tipo, el respeto por ella básicamente se evapora. Se convierte en algo meramente instrumental, en lugar de ser visto como una forma de vida, o como una forma de profundizar el entendimiento del mundo y de sí mismo.
  3. Al perderse el respeto a las humanidades, muchos profesores perdieron el respeto por su propia disciplina. Para los 70 surgió un curioso fenómeno llamado «postmodernismo», en el cual los profesores no sólo abandonaron la búsqueda de la verdad, sino que comenzaron a argumentar que ni siquiera existía. Esta fue una fórmula para hacerse académicamente irrelevantes, si no un suicidio.

Las humanidades existen para preguntar -y responder- la pregunta ¿para qué vivimos? o ¿cuál es el significado de la vida humana?. Si, como en los estados unidos, la respuesta de la universidad mexicana es adherir al modelo corporativo (hacer dinero, o tener más gadgets tecnológicos), entonces la educación y la nación no tienen un real futuro. Porque sólo las humanidades pueden hacerse cargo de estas preguntas de una forma no trivial. Si México va a tener un futuro, sus universidades tendrán que hacer las humanidades la parte central de la educación de sus estudiantes. ¿Estoy llevando las cosas muy lejos? No hay necesidad de que me crean; para un contraejemplo, sólo miren al norte.