De cómo una fiebre ajena trastocó un país

La fiebre del oro californiano, que comenzó en 1848, no solo afectó a Estados Unidos También lo hizo en centroamérica. Hasta la inauguración del ferrocarril transoceánico en norteamérica, en 1869, el viaje a California y la costa oeste era mas rápido y fácil mediante un periplo marino a través del istmo de Nicaragua (Río San Juan, lago Nicaragua, y luego por tierra desde granada a la costa del Pacífico) o por Panamá (desde enero de 1855. cuando se inauguró el ferrocarril transoceánico).

Entre 1848 y 1868, Nicaragua vio pasar alrededor de 68 mil viajeros hacia California y 57 mil de vuelta. Este trafico movilizó una línea de vapores norteamericana y reactivó la economía nicaragüense.

La importancia estratégica de la región saltaba a la vista.

En 1855 los conservadores dominaban la vida política del país. Los liberales. al no poder llegar al poder, acudieron aun aventurero de Tenessee: William Walker. Éste, que operaba a nombre de los banqueros Morgan y Garrison, invadió Nicaragua al frente de una banda de asesinos que se llamaban a si mismos «la falange americana de los inmortales». Walker se impuso fácilmente e instaló un gobierno títere, manejado por las fuerzas mercenarias.

Con el respaldo del Departamento de Estado norteamericano, reimplantó la esclavitud, robó, mató, incendió y se proclamó presidente, en expediciones sucesivas, de Nicaragua, El Salvador y Honduras. En los hecho, Walker estaba preparando una verdadera anexión a los Estados Unidos, reforzada con los crecientes capitales, armas y hombres que el sur esclavista le mandaba.

Los gobiernos centroamericanos, alarmados por el reconocimiento que EEUU había hecho del usurpador, se aliaron. Inglaterra los armó y en 1857, luego de más de un año de lucha. lo derrotaron.

Luego del episodio Walker, los conservadores nicaragüenses mantuvieron el poder por más de 30 años. En 1893, bajo la conducción de José Santos Zelaya, los liberales alcanzaron el gobierno.