Sip, suena paranoico. Pero hay cosas que dan para eso. Sobre el tema del famoso video pasado en un vuelo de Lan Perú, y que denigra a ese país, me asaltan las siguientes preguntas: ¿Quién mandó a hacer ese video? ¿Quién lo aprobó? ¿Quién autorizó su uso? ¿Fueron ejecutivos chilenos o peruanos?.
¿Por qué me hago esta última interrogante? Pues porque al igual que en un crimen, hay que ver quién se beneficia de él. Lan, en Perú, está siendo acusada de conductas monopólicas, o por lo menos de estar matando las lineas aéreas locales. Hay resentimiento en el país por el cuento de la venta de armas a Ecuador. Está el tema del gas y de un paso al mar a Bolivia, en el cual Perú debe pronunciarse por ser el tercer país involucrado. Se revive el tema del límite marítimo. Toledo está acusado de falsificar firmas y mentir al congreso… y justo, por condoro, sale este video.
¿Resultado? Acusaciones, aumenta el clima antichileno, chovinismo al tuétano, protestas destruyendo sedes de intereses chilenos en Perú (ahora es Lan, después… veremos).
Entonces, es vital saber quién autorizó el uso de estos videos. Porque si fueron peruanos, entonces me declaro paranoico con todas sus letras.
Mes: abril 2005 Página 1 de 3
El canciller mexicano renunció a su candidatura a la presidencia de la OEA e Insulza se erige como el futuro conductor del organismo.
Cuando llegó a Chile se mostró muy confiado, hasta que la Condonlezza le tiró una oreja y se lo llevó al privado, evitando que se sacara la foto oficial. O sea, queda claro que ya que «nosotros subimos tu candidatura, nosotros somos los dueños y decidimos bajarla».
Dejando de lado todo el triunfalismo de la moneda, yo me pregunto ¿Qué negociaron para que EE.UU. bajara a su candidato? Nada es gratis, y menos en política internacional. ¿Qué compró EE.UU.? ¿Qué vendió Chile? Preocupante, por decirlo menos. Prefería el escenario en que nos enfrentábamos a la potencia. Ahora… da para dudar.
Algo que realmente me apesta es que cuando otros no cumplen con su trabajo, tengo que llegar a arreglar pasteles y apagar incendios.
Puajt.
Tenía curiosidad. ¿Cómo lo harían? La cooperativa iba a transmitir en directo, partiendo a las 21 horas, para dar a conocer al país los entretelones del primer debate entre las candidatas de la concertación. Y yo, como buen animal político, no me lo iba a perder.
Pero llegado el momento, cuando puse el canal, algo ocurrió. Era más interesante la serie «Odisea espacial», que pasaban en el discovery channel, un pseudo documental del pegasus, la primera nave tripulada que exploraba el sistema solar completo. Bien bueno.
Pero me desvío del tema. Decía que no vi el debate, aún cuando en los comerciales me daba una vuelta para ver qué tal. Pero se me confirmaron mis hipótesis. Los debates son basura. Por lo menos los que estamos acostumbrados a mirar en la tv nacional.
Un debate, se supone, es un espacio de enfrentamiento de ideas. En él, normalmente, se colocan dos posiciones antagónicas y la idea es que a través de argumentos (racionales o emocionales), se llegue a una conclusión (en este caso, votos para mi redil).
Pero ahí está la falacia. Debatir es predicarle al coro, convencer a los creyentes, apuntalar a los partidarios. Nunca se verá en un debate moderno a alguien perdiendo, o que de un bando se pasen al otro. Los debates refuerzan las posiciones propias, justificando los desaciertos del candidato elegido y ensalzando sus intervenciones atinadas, sin reconocer méritos en el contrincante.
O sea, es un ejercicio de autoafirmación.
La única forma de variar las posiciones sería que se tirara toda la carne a la parrilla. Y eso, amigos mios, no sucederá. Ya se tiene a los aliados, cada uno en su lado, por lo que hay que salir a cazar a los del medio, los indecisos. Y ellos se caracterizan por ser muy asustadizos, por lo que hay que tratarlos con suavidad, no recalcar mucho ningún punto, no ser polémico, potenciar la simpatía y el «ser dije», como diría algún siútico por ahí.
Asi que ¿qué se podía esperar del debate? Nada. Nadie se iba a comprometer, nadie haría olitas y mucho menos se iban a agarrar de las mechas, pues el fair play es un artículo sagrado en esta campaña.
Resumiendo: el debate no iba a ser un aporte (ninguno lo es según los actuales formatos, consensuados y pauteados por los comandos), y sería una pérdida de tiempo ver algo enfermo de latero. Asi que la opción lógica era ver el discovery channel. Por lo menos aprendí que Saturno es tan poco denso que podría flotar en el mar.
Gran serie, a la que le tengo hambre en dvd. ¿Alguien tiene alguna movida para conseguir las 5 temporadas? En preguntar no hay engaño…
Michelle Bachelet sigue arriba en las encuestas, a pesar de no dar golpes mediáticos, no estar observándote desde las micros ni usar propaganda radial. ¿Por qué?
El fenómeno Bachelet es muy similar al Lavín de 1999. No es político. No «pertenece al club». Es un outsider, alguien «que ha hecho cosas» (aunque nadie sepa qué), alguien que no se mueve en los habituales pasillos del poder.
Una diferencia grande es que, a simple vista, esta posición es mucho más sincera de parte de Bachelet que de Lavín. Pero sigue siendo más un fenómeno mediático que algo con sustancia.
Sintomático que mi madre defendiera su candidatura de una forma bastante comprometida. «Ella hace diálogos regionales y no va a decir lo que va a hacer. Va a escuchar. Y ella misma dice que no le va a solucionar la vida a nadie, porque ese no es su trabajo». Debo dejar anotado que mi madre es una escéptica de tomo y lomo.
Los psicópatas están entre nosotros. Y nuestra sociedad los premia, por lo que nos transformamos en sociópatas para sobrevivir. O eso es lo que dicen en este interesantísimo artículo. No tiene desperdicio.
La ciencia es la religión de los materialistas. Nos dicen que el ADN contiene los ladrillos que forman toda vida, que los átomos componen la materia, que la velocidad de la luz no es infinita, que los hoyos negros se tragan todo… pero ¿hacemos algo para comprobar que es así? ¿recurrimos a experimentos? ¿Gastamos nuestro dinero en comprobaciones? ¿O creemos a pie juntillas lo que nos dicen porque la casta de científicos es la que ha hablado?
¿Y en qué se diferencia esa actitud de la que adoptan los creyentes cuando creen en los misterios revelados? ¿Y de los new age cuando piensan que los extraterrestres nos van a salvar?
En nada. Se tiene Fe en Dios, en el método científico, en los libros, en las revelaciones… funcionamos en base a creencias ciegas. Por lo menos en la religión se admite. En el mundillo científico-racionalista lo bautizan como paradigmas, para no decirle dogmas.
Entonces, quizás hay que admitirlo de una vez. Nuestras certezas no son tales, sino saltos de fé. Porque nunca comprobamos. Simplemente creemos.
Imperdonable. Salió en todos lados, estoy suscrito a la lista de correo, lo avisé por msn, pero no lo puse en el blog. Cabeza de pollo. Pero ahora corrijo mi omisión y lo aviso con todas sus letras: web habemus arquitectum chilenus.
Así es, porque la AIChile sacó sitio, luego de un arduo y largo trabajo voluntario, con reuniones entre los miembros repartidos en varias ciudades de Chilito, incomprensiones, deserciones (mea culpa) y en general todas las recompensas y los malos ratos que traen aparejados estos proyectos.
Pero ¿Qué es la AI? Es la forma corta, suscinta y marketera de autodesignarnos a los Arquitectos de la Información. Estos nuevos profesionales son los/las chicos/as que
«organiza(n) conjuntos de Información, permitiendo que cualquier persona los entienda y los integre a su propio conocimiento, de manera simple.»
Aplicado a la web, somos los que tratamos que la info sea organizada y de fácil acceso.
Asi que vayan a darle un vistazo, convenzan a su jefe, convénzanse a ustedes mismos de la importancia de arreglar la info en sus sitios personales, profesionales o empresariales. Revisen si lo están haciendo bien. Y si se dan cuenta que hace falta un arreglito, dense una vuelta por aquí. Son todos capos en lo que hacen.
Ayer en la tarde pasé a la pequeña feria del libro que se instaló en la plaza de armas, frente al museo histórico nacional. Estaba mirando las ofertas, cuando de pronto escucho que un chico le dice a alguien con tono de desprecio: «aaahh.. son puros liibros…».
Sin comentarios.