Buscando la Alétheia

Por qué no vi el debate

Tenía curiosidad. ¿Cómo lo harían? La cooperativa iba a transmitir en directo, partiendo a las 21 horas, para dar a conocer al país los entretelones del primer debate entre las candidatas de la concertación. Y yo, como buen animal político, no me lo iba a perder.
Pero llegado el momento, cuando puse el canal, algo ocurrió. Era más interesante la serie «Odisea espacial», que pasaban en el discovery channel, un pseudo documental del pegasus, la primera nave tripulada que exploraba el sistema solar completo. Bien bueno.
Pero me desvío del tema. Decía que no vi el debate, aún cuando en los comerciales me daba una vuelta para ver qué tal. Pero se me confirmaron mis hipótesis. Los debates son basura. Por lo menos los que estamos acostumbrados a mirar en la tv nacional.
Un debate, se supone, es un espacio de enfrentamiento de ideas. En él, normalmente, se colocan dos posiciones antagónicas y la idea es que a través de argumentos (racionales o emocionales), se llegue a una conclusión (en este caso, votos para mi redil).
Pero ahí está la falacia. Debatir es predicarle al coro, convencer a los creyentes, apuntalar a los partidarios. Nunca se verá en un debate moderno a alguien perdiendo, o que de un bando se pasen al otro. Los debates refuerzan las posiciones propias, justificando los desaciertos del candidato elegido y ensalzando sus intervenciones atinadas, sin reconocer méritos en el contrincante.
O sea, es un ejercicio de autoafirmación.
La única forma de variar las posiciones sería que se tirara toda la carne a la parrilla. Y eso, amigos mios, no sucederá. Ya se tiene a los aliados, cada uno en su lado, por lo que hay que salir a cazar a los del medio, los indecisos. Y ellos se caracterizan por ser muy asustadizos, por lo que hay que tratarlos con suavidad, no recalcar mucho ningún punto, no ser polémico, potenciar la simpatía y el «ser dije», como diría algún siútico por ahí.
Asi que ¿qué se podía esperar del debate? Nada. Nadie se iba a comprometer, nadie haría olitas y mucho menos se iban a agarrar de las mechas, pues el fair play es un artículo sagrado en esta campaña.
Resumiendo: el debate no iba a ser un aporte (ninguno lo es según los actuales formatos, consensuados y pauteados por los comandos), y sería una pérdida de tiempo ver algo enfermo de latero. Asi que la opción lógica era ver el discovery channel. Por lo menos aprendí que Saturno es tan poco denso que podría flotar en el mar.

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6 comentarios

  1. mgsilvas

    Llamaremos a Julito César para que te ayude a ver el próximo debate del 27 de julio.
    No puede ser que un opinólogo como tú no tenga tribuna pública. Lo resolveremos

  2. Wontolla

    Juajuajua… sólo si me lleva en el audi 😉

  3. mgsilvas

    Tan corazón de pistón la loca, se te van a pegar los cachetes al cuero de los asientos.
    jajajajaj

  4. Concuerdo contigo Wontolla: De debate tuvo 0 (cero). Ninguna de las féminas dio lineamientos claros y ni siquiera se dignaron a discrepar un milimetro. Fue un fraude, ¡que devuelvan la plata! y pensar que una de ellas será presidenta.

  5. Aviador Aniceto

    Yo fui de los que cambió su Voto. El debate fue una inmoralidad. Ahora votaré por Moulián.

  6. Estoy de acuerdo con tu post, pero de todas maneras yo tenía la esperanza de que el debate fuera mejor. Pensé que Alvear, al estar perdiendo, iba a arriesgarse mucho más en el debate. Pero parece que prefirió no cometer ningún error muy grande, al igual que Bachelet. Mirándolo hacia atrás, ver ese documental suena como una buena idea…

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