«Tras el 7-J londinense (como ya ocurrió tras el 11-S y el 11-M) un solo tema hegemoniza la información internacional: el terrorismo.
El ataque terrorista en Gran Bretaña eclipsó los otros temas informativos, sacó de las primeras planas a los muertos diarios de Irak, desplazó la discusión sobre el calentamiento global, dejó fuera de foco a la campaña de denuncias mediáticas contra Bush, paralizó las encuestas que casi a diario mostraban el descenso meteórico de su imagen en la opinión pública estadounidense, y se puede seguir citando ejemplos hasta el infinito.
Después de la masacre de Londres ( igual que después del 11-S y el 11-M) la prensa internacional habla y hace hablar al mundo de terrorismo. Y en ese contexto, una noticia sobre terrorismo solo puede ser tapada con otra noticia sobre terrorismo.
Y en ese punto, el análisis comienza por una pregunta: ¿a quién le conviene que el mundo hable de terrorismo?
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¿Que Estado sostiene la bandera de la «guerra contraterrorista» como eje primordial de su política internacional?
¿A quién le conviene que el combate contra el terrorismo sea el eje excluyente de las relaciones internacionales?
¿Que Estado convirtió a la «guerra preventiva» contra el «eje del mal» en doctrina justificatoria para sus invasiones militares y despliegue de bases y tropas por el mundo?
¿Que Nación se vale de la existencia del terrorismo para alinear ejércitos y gobiernos detrás de sus propias estrategias regionales de control hegemónico, en Europa, Latinoamérica, y el resto de los continentes?
¿A qué Estado le conviene convertir a los Estados petroleros en «cuevas del terrorismo islámico» para luego invadirlos en nombre de la libertad?
¿A qué gobierno le conviene que el «radicalismo islámico» amenace constantemente con ataques terroristas y luego los concrete en blancos claves como Europa o EEUU?
¿A quién le conviene el «miedo al terrorismo» o que los «ataques terroristas» hegemonicen la vida social y paralicen universalmente cualquier tema en discusión tras una masacre en un país distante?
¿A quién beneficia que las grandes cadenas y agencias difundan durante los 365 días del año videos con amenazas de grupos terroristas, «investigaciones» o informes «probatorios» de su existencia, o «pruebas» de sus planes de exterminio indiscriminado en cualquier país?
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Por vía indirecta (y también por descarte de procesamiento de información) surge que, más allá de Bush, los grandes beneficiarios económicos de la existencia del terrorismo y sus ataques, son las corporaciones petroleras, armamentistas, de servicios, y grandes bancos de inversión de Wall Street que abren «nuevos mercados», venden armas o se apoderan de petróleo y de recursos estratégicos con las invasiones militares para derrotar y someter a los «Estados terroristas»
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En cada una de esas invasiones militares para «terminar con el terrorismo», las corporaciones armamentistas, petroleras, tecnológicas y de servicios del Complejo Militar Industrial norteamericano, así como los megagrupos financieros y bancos de inversión de Wall Street, abrieron «nuevos mercados» y cosecharon millonarias ganancias con la ocupación militar.
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Y queda en claro también, que el promocionado «fundamentalismo militar» de Bush, su mediatizada «obsesión» con la «guerra contra el terrorismo», no es nada más que una cáscara encubridora de un monumental negocio y saqueo capitalista de recursos estratégicos montado sobre una aceitada maquinaria mediática de manipulación psicológica y aprovechamiento militar-económico de las amenazas y los ataques terroristas.»
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