Una nueva polémica se armó en la blogósfera chilensis a raíz de los cursos de blogueo del senador Fernando Flores.
Al igual que con el tema de mi primer pc, creo que alguna parte se yerran los tiros.
Quiero decir, ganar plata con lo que uno sabe no es delito, ni pecado, ni horroroso, ni reprobable. Lo que sí es escandaloso es el tema de la falta de información y el aprovechamiento de ella.
A ver, desglosemos:
* Mi primer pc es una buena inciativa, pero mal implementada. ¿por qué? Pues por los siguientes puntos:
- El sistema operativo limita la actualización a futuro.
- El costo es mayor que otras alternativas presentes en el mercado.
Que sea una iniciativa de microsoft e intel, me da exactamente lo mismo. El problema es que se promueve como la única alternativa y no es así.
Con el tema de Flores me pasa lo mismo. Falta información. Yo supe de este curso hace bastante tiempo, cuando se estaba gestando. Y vi los precios y me fui de espaldas. Pero entiendo qué hay detrás. NO es por defender a Flores (pues no es un santo de mi devoción por su historia, sobre todo por la relación gabinete de Allende70ytantos /asesoría Telefónica 90ytantos), pero hay que ver quién es el público objetivo: gente con $$ y poder que se quieren subir a la ola. Ahora, que su famoso curso garantize algo, lo dudo, pero si hay mercado ¿por qué no?. Personalmente, como consumidor, no compro su producto. Soy libre para hacer eso. Y otro es libre para tragárselo enterito. Si no tienes la curiosidad ni la iniciativa para enterarte, averiguar y buscar, entonces el famoso curso te viene bien.
Lo que pasa es que Flores tiene labia, y la espalda de haber triunfado en gringolandia. Asi que todo lo que diga o haga es top y digno a ser imitado. Personalmente no lo veo así (desconfío naturalmente de todo gurú o perico que trae la verdad revelada), pero mucha gente se la compra. Y si no se toman la molestia de averiguar algo más, de dar un paso más allá, entonces bien merecido tienen lo que les pase.
El predador está siempre presente, y si andamos distraidos, podemos caer en sus garras. Es el orden natural. Y negarlo es negar la vida misma.