Promesas.cl. Contribuyan. No dejemos que las promesas caigan en saco roto.
Mes: noviembre 2005 Página 1 de 2
Las palabras son mágicas. Con ellas definimos nuestra realidad, y nuestra definición de realidad condiciona lo que percibimos. Recuerdo una película en que había una experta psiquiatra que hipnotizaba a un ladrón, pero él no quería dejarse y simulaba estar hipnotizado. Entonces la doctora le dijo que la silla que había entre ella y él no existía. Que no había silla. Y luego le dijo que caminara hacia ella.
El ladrón se paró y comenzó a caminar, ignorando la silla, hasta que se dió de bruces con ella. Se golpeó las canillas y cayó dolorosamente. Y la psiquiatra le dijo que dejara de jugar, que no estaba hipnotizado.
Luego le preguntó que habría sido correcto de hacer. Y la psiquiatra caminó hacia él, rodeó la silla, y se puso frente a frente. El ladrón preguntó » ¿Por qué rodeaste la silla?». y la psiquiatra respondió: » ¿Qué silla?».
Me gustó mucho el ejemplo. La definición de realidad no necesariamente afecta a los objetos físicos, pero sí cómo los percibimos (si es que los percibimos). Y si nos topamos con algo que se sale del esquema, automáticamente actuamos en consecuencia (esquivamos la silla), pero suprimimos el por qué (simplemente no quería ir en linea recta).
Algo así quiere hacer la iglesia católica. Al redefinir los conceptos y la doctrina, cambia la religión. en este caso, están cambiando la estructura misma de la creación, según la enseñaban:
Teólogos del vaticano eliminarían el limbo.
«A partir de ahora, los niños sin bautizo serán enviados directamente al paraíso gracias a «la infinta misericordia de Dios», según la Comisión teológica internacional.»
Asi que ya saben. basta un decreto con autoridad papal para cambiar la creación.
¿Por qué no me sorprende?
Uno de los problemas de nuestra clase política (y de nosotros también) es la mala memoria. Necesitamos toneladas de pasas para recordar el actuar de ciertos personajes que se hacen los cuchos, y para qué hablar de lo que sucede y se dice en tiempos electorales.
Pero ya que tenemos mala memoria, quizás sería bueno llevar un registro público de aquellas cosas que no debemos olvidar. Por eso nace Promesas.cl, un sitio que busca recibir las promesas de cada candidato, cosa que después se les pueda cobrar la palabra. ¡Vayan y escriban! Es gratis. Y en una de esas logramos hacer algo. ¡Todos están invitados! Hagan correr la bolita, que quedan menos de dos semanas para las elecciones. ¡A ponerse las pilas!

Lisoform es el nuevo juguete soluciónalo todo. Desinfecta hasta el 99% de las bacterias, para que pueda poner su culito inmaculado (es un decir) en la taza del water y no se contagie con esos feos bichos que salen por sus mismos intestinos. También protege de toda contaminación que pueda haber en el piso, no vaya a ser que se lo coman por dentro.
De la misma forma veo un comercial de LG, de un sistema de purificación de aire, «Porque la vida necesita espacios protegidos». Los refrigeradores también matan estos bichos con sus partículas de plata. El cuerpo no es seguro, asi que hay que ayudarlo.
Por otra parte tenemos a los socios que se van delantito en la micro, aún cuando haya espacio atrás, no vaya a ser que haya un flaite que los cogotée. O aquellos miran con atención en el cine a ver si hay una jeriga con sida en el asiento. O no toman nada en lata, porque las ratas se cagan en las boquillas en las bodegas.
Para qué hablar de aquellos personajes que no bajan de tobalaba, que consideran que plaza italia ya es estar en lo peor de lo peor, esos pendejos que aprenden karate, tae kwon do o cualquier arte marcial, pero cuando van al supermercado a comprar pan (no se les ocurra ir al negocio de la esquina) aprietan el paso y miran para todos lados, preocupadísismos que los asalten.
Pero algo de razón tienen. Vivimos en el país más inseguro del planeta. La tele lo dice, yo lo veo todos los días en los noticiarios. Y ellos no mienten.
«La vida necesita lugares protegidos». En realidad, no vaya a ser que un avión manejado por terroristas venga a derribar la torre entel, o algún edificio del Sanhattan (manhattan santiagino, pero de medio pelo para abajo). A lo peor vienen los indios, los mapuches, los peruanos, los bolivianos, los hijos de las barriadas y se cobran las cuentas pendientes. Hay que estar en todas.
¿Alguien vió «Bowling for Columbine»? Pues no dejo de ver ciertos paralelos con nuestra realidad agringada, donde el señor dolar es el Dios (cada vez más devaluado, pero Dios al fin). Tenemos a los nuevos «clase media» comprando casitas en los suburbios, lléndose a vivir a complejos habitacionales alejados de la urbe donde sólo puedes llegar teniendo auto o mucho tiempo disponible, encerrándose tras entradas vigiladas, con casetas de vigilancia y pseudo guardias inútiles, viviendo rodeados de verde y tranquilidad por dentro, pero armándose hasta los dientes cuando tienen que salir. El auto con aire sanitizado, el colegio de gente bien, la comuna con mano dura y quedándose encerraditos bien temprano, metiendo a los cabros chicos a la zona de seguridad.
O sea, comprándonos totalmente el cuentito de la seguridad y de la amenaza permanente a nuestro modo de vida (y a nuestra vida).
«No toques al perro, que tiene bichos», «desinféctate antes de tocar al bebé», son expresiones del temor al enemigo invisible, insidioso, que no puede ser controlado ni percibido, pero que acecha en cada rincón oscuro, tanto físico como mental. Tenemos tal disociación entre lo que vive nuestro cuerpo, lo que piensa nuestra mente, y lo que siente nuestro corazón, que todo pierde sentido y estamos constantemente amenazados.
Miedo respiro en las calles. Miedo en la forma de relacionarse. Miedo a confiar, miedo a sentir, miedo al otro. Miedo a lo desconocido, miedo a lo conocido. Una sociedad cagada de miedo y sin saber a qué.
Cuando hablo de este tema mis interlocutores, invariablemente, saltan con que la cosa es real. Pero al confrontar esos miedos siempre responden con que le pasó «al amigo de un amigo», o a veces más nebuloso aún. Claro, a algunos les han robado las billeteras, pero curiosamente, en ese caso de cartereo, la «víctima» se refería al ladrón en términos de admiración y risa: «ni me di cuenta».
O sea, en el caso de un robo real se transformó en una anécdota, mientras que a quienes no les ha pasado viven casi con la pistola en la almohada. Como le dijeron cierta vez a la Brujis cuando contó que quería comprarse una Palm: «¿Para qué? ¿Para que te la roben?».
¿Cómo se puede vivir así? ¿Cómo puede haberse propagado tanto? ¿Es que estamos tan enfermos? ¿O es que en realidad estamos ante una campaña orquestada para tenernos con estos ánimos? ¿Una forma de condicionarnos desde cada aspecto de nuestra vida, de cada institución en la cual participamos o pertenecemos? Ten miedo del bicho invisible, ten miedo del hombre malo, ten miedo del pobre resentido y violento, ten miedo de tu compañero trepador y traicionero, ten miedo de tu jefe abusador y negrero, ten miedo del diferente, ten miedo del rico banquero que manipula tu vida, ten miedo del político que es corrupto, ten miedo del extranjero, ten miedo del estado del mundo, ten miedo de tus sentimientos, ten miedo de lo que piensas, ten miedo de lo que no piensas y está escondido en tu subconsciente, ten miedo de tí, ten miedo de Dios, ten miedo, ten miedo, ten miedo.
Me niego.
Váyanse a la mismísima mierda. Yo no juego.
Más que un rato demoré, pero salió. Una cosa que llama la atención del tema Pinochet es que no está siendo juzgado por su responsabilidad en los asesinatos y torturas, sino por el vil y sucio dinero. ¿Por qué?
Bueno, la cosa es algo más compleja que decir «se perdona a los asesinos pero no a los ladrones». En la sociedad capitalista en la que vivimos, el valor que se le asigna al dinero no es sólo económico, sino también valórico (valga la redundancia). En efecto, el «sucio y vil dinero» no es tal. Gran parte del imaginario capitalista surgió con la reforma, cuando Lutero se agarró de las mechas con el papa de turno y, picado, creó su propia religión. En esta se negó la parte cabalística y las prácticas mágicas de la iglesia, entre otras cosas, y se alzó el ideal de que la salvación no era dada por la obediencia a la iglesia y el seguir sus preceptos, sino por el esfuerzo personal. Y curiosamente el lucro, la generación del dinero, fue la expresión de este esfuerzo. Por lo tanto, la acumulación de dinero era LA forma de ganarse el cielo.
Esta idea continúa arraigada en el pensamiento capitalista, por lo que el dinero vale más que lo que indica su convención. Es una cuestión metafísica, involucrada directamente con el alma.
Creo que ese es el motivo por el cual es peor robar que matar. Por último, el asesino sólo trata con la carne. El alma inmaterial continúa. Pero si robas, estás atentando contra el combustible que garantiza la salvación personal. O sea, estás violando el alma de quien es robado. Y eso no tiene arreglo.
Asi que, poniéndole perspectiva a la cosa, es entendible por qué quienes defienden defendían a Pinochet siempre justificaban los asesinatos, torturas, exilios y demás horrores y vejaciones, pero no pueden aceptar que haya sido un ladrón. La persona en la que confiaban, les chupó el alma, y ahora se dan cuenta.
Pobrecitos ¿no?
Una mañana nublada de primavera, con el cielo encapotado y tras la lluvia, el ex dictador fue notificado de que está preso, en arresto domiciliario, por el caso Riggs .
Igual que Al Capone, el viejo maldito cayó por impuestos y $$. Más reflexiones, en un rato más.
Con toda la seguidilla de encuestas, subidas y bajadas, campañas y fuegos artificiales, aún así reafirmo el pronóstico electoral que hice el 20 de mayo:
- Concertación: 47% (restando el 5% de votos a piñera)
- Izquierda: 4%
- Derecha1: 25%
Derecha2: 24%
Esto lleva a segunda vuelta donde el escenario sería:
- Concertación: 55% (47% + 5% de votos fugados que no votarán por lavín + 4% izquierda)
- Derecha: 45% (votos de lavín + piñera)
- Ex director CIA acusa a Cheney de «torturas»
- Bush y Cheney quieren legalizar la tortura
- El lado oscuro de EE UU
- Air CIA: los vuelos secretos hacia las cárceles fantasmas
- Bush delega la tortura
- Cheney pide exención a la CIA para prohibición de tortura
- Escándalo por las cárceles secretas de la CIA y la tortura
- La ONU renuncia a inspeccionar la base de Guantánamo
Y supongo que aún existe quien mantiene los ojos cerrados.
Debo comerme mis palabras y decir que he cambiado de opción. Asi que para la primera vuelta, Hirsch tiene mi voto.
El autor es Manuel Guerrero Antequera, Sociólogo. Lo reproduzco completo.
El dolor de Francisco Javier Cuadra
En su discurso de despedida al cargo de Rector de una conocida universidad privad chilena, el otrora vocero de la dictadura militar, Francisco Javier Cuadra, inscribió su experiencia de renuncia a su posición directiva al interior de una virtual tragedia griega. En dicha narración, Cuadra se autoerige como héroe incomprendido, como víctima de las circunstancias, como un Prometeo encadenado por la furia de Quienes no están a su altura de hombre excepcional, pero humano, demasiado humano. Así, en un par de frases diligentemente difundidas por los principales medios de comunicación del país, el heraldo de la dictadura transformó las legítimas demandas del cuerpo académico y los Estudiantes de la Universidad Diego Portales, que exigieron la cesación del ejercicio de su cargo por su vinculación confesa con el encubrimiento de crímenes de lesa humanidad, en un rito revanchista, a través del cual se descargan las culpas colectivas sobre «un inocente en medio de clamores de venganza y de la búsqueda de purificación a través del sacrificio de uno de sus miembros».
Por los diarios y la televisión pudimos ver a un Francisco Javier Cuadra dolido, comprensivo, empático. De la misma boca que en la segunda mitad de los años ochenta salieron repetidas palabras y mensajes que manipularon a la opinión pública, confundiéndola respecto de los verdaderos responsables de los crímenes que cometían agentes armados del Estado chileno contra connacionales indefensos, ahora afloraron contenidos de clamor por el reencuentro nacional, a través de la igualación de experiencias traumáticas: «Siento que quizás el temor, la angustia, la impotencia y el cerco de la discriminación y exclusión que he sentido en estos días por el trato que he recibido, pudieran ser espejo lejano pero hiriente del sufrimiento injusto que muchos padecieron durante el gobierno del que fui funcionario. Cambian los nombres y las circunstancias, pero el abuso humano es el mismo».
Debe ser un gran avance para la reconciliación nacional que un personero tan destacado de la dictadura se declare tan comprensivo con quienes vivieron el exterminio que él mismo fomentó, ayudó a implementar y amparó. Y quienes fuimos objeto de sus acciones y omisiones hijos de prisioneros políticos, ejecutados y detenidos desaparecidos-,debiéramos sentirnos unidos a Francisco Javier Cuadra, por el lazo que otorga el compartir el mismo «temor», «angustia», «impotencia» y «sufrimiento injusto». Su causa, es su mensaje, es la nuestra, pues hay «equivalencia» e «igualdad de condición» en el dolor.
A fines del año 1984, cuando ya ejercías como ministro portavoz de la dictadura, el Ministerio del Interior decretó el Estado de Sitio ¿recuerdas, cancelación de las libertades civiles básicas, como libertad de reunión, de prensa, y un largo etcétera?-, y a mi casa llegaron, de noche, civiles armados buscando a papá. Tenía catorce años y me mostraron aun lo conservo, por si la quieres para tu archivo de cultura clásica-, el decreto del Ministerio del Interior firmado por Sergio Onofre Jarpa, en el que dice, sin mayor preámbulo, que mi padre profesor normalista-, debía ser arrestado, interrogado durante el tiempo que fuera necesario, y luego expulsado del país junto al dirigente opositor Jaime Insunza. Todo ello, eso dice el membrete, a nombre del Presidente del República, de quien tú eras vocero. Mi padre en ese momento no estaba en casa y desde ese momento tuve que aprender a mentir acerca de su paradero. Esa misma noche mamá me pidió que rompiéramos y botáramos todas las cartas que papá nos había escrito alguna vez, con poemas y dibujos mágicos, y que hiciéramos desaparecer las fotos, pues esto ya les había ocurrido en 1976 cuando papá estuvo en manos del Comando Conjunto. Así es que hoy no conservo ninguna carta de papá y sólo tengo escasas fotos en las que aparezco junto a él. Papá se escondió, tuvo que dejar de dar clases en su liceo en Conchalí y no lo volví a ver, tras muchas semanas, hasta el año nuevo. En esa oportunidad llegó, de forma imprevista, al interior de la maletera de un auto para que no lo identificaran en la calle. Compartió con la familia un par de horas y luego se fue por un par de meses más.
No hubo cargos en su contra, no hubo Tribunales de Justicia que lo ampararan, no pudo ejercer sus derechos. En marzo de 1985, tú seguías en el equipo político en La Moneda, el Gobierno levantó el Estado de Sitio. Ello permitió que papá pudiera volver a trabajar, pues supongo que no creerás que el «oro de Moscú» nos mantenía alimentados a mi hermana y a mí, y que eran los «cubanos» los que pagaban el gas para el calefón de casa o mis clases de guitarra clásica en el conservatorio. Durante meses comimos porotos, tomamos té y nos bañamos muchas veces con agua fría. Pero, disculpa, todo eso es muy menor a lo que a te ha ocurrido, y muy poco helénico. Papá volvió a sus clases y a sus actividades de dirigente gremial, hasta que -supongo no lo habrás olvidado, pues seguías de vocero de Gobierno- lo secuestraron de las puertas de mi colegio y al día siguiente apareció degollado con su cuerpo torturado. ¿Y qué dijiste a la opinión pública? Lo mismo que en el caso del Pepe Carrasco: purgas entre comunistas. ¿Recuerdas al general Mendoza? Si trabajaste para y con él. Bueno, fueron Carabineros y agentes civiles de la Dicomcar los que nos hicieron todo esto.
Pero, Francisco Javier, te comprendo, los académicos y estudiantes de La Universidad Diego Portales son equivalentes a los asesinos de mi padre. El trato que te han dado, escribir una carta firmada, debe ser muy doloroso. ¿Te enseño a redactar un recurso de amparo? ¿Te pongo en contacto con un psicólogo del Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos para que te ayuden a hacer el duelo? Ahora que Tienes más tiempo, quizá podamos ir a terapia juntos.
Manuel Guerrero Antequera
Sociólogo