Noa es una cantante israelí conocida en Europa por ser pacifista y embajadora de buena voluntad de la ONU. Y encontré esta entrevista que refleja y hace entender qué pasa por esa cabecita:

Su identificación con la línea oficial la confirma con un elogio a Ariel Sharon, ministro responsable de la invasión de Líbano y convicto en su propio país por las masacres de Sabra y Chatila. El hombre que provocó la segunda Intifada para, una vez en el poder, reprimirla con fuerza brutal y el arquitecto del muro de Cisjordania. Preguntada cómo valora a este individuo dijo: «creo que estaba en el sendero adecuado. Podría haber hecho grandes cosas y siento que cayera enfermo antes de tener la oportunidad para adelantar a Israel aún más. Estaba en desacuerdo con muchas de sus opiniones pero sus acciones en los últimos años fueron mayoritariamente positivas ». Sabiendo que nació en Yemen y que creció norteamericana, eligiendo Israel como país de residencia a los 17 años, le pregunté cuál considera ella su hogar, su tierra. Respondió que «Israel es más €˜yo €™ que cualquiera de los países que conforman mi identidad ». Añadió: «es el espíritu joven, radical, diverso, enigmático y bello (de Israel) lo que me ata más profundamente ». Diversa, pero no tanto cuando no hay lugar para los cuatro millones de refugiados y refugiadas palestinas que llevan casi 60 años sin poder ejercer el derecho de retorno que les otorga la resolución 194 de la ONU.

Sin embargo ella, una acomodada norteamericana, tuvo ese derecho por el simple hecho de ser judía. Lo trágico es que simplemente no percibe la amarga ironía de sus palabras. Noa, en sintonía con la abrumadora mayoría de la opinión pública israelí, parece asumir con una conciencia tranquila los últimos 60 años de ocupación, terror, encarcelamiento ilegal, limpieza étnica, leyes racistas, muro de separación, hambre, humillación y asesinatos generalizados aplicado por Israel contra la población civil palestina. Todo se justifica en aras de la seguridad de la «tierra prometida ». Es bien sabido que los sionistas piensan así. Pero Noa no va por el mundo diciendo «soy sionista ». Ella se vende como amante de la paz y su público internacional la cree. Pregona la paz pero no denuncia las acciones criminales de su gobierno que van directamente contra la legalidad internacional (en particular contra la cuarta convención de Ginebra).

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