«Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso, todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación. »
El Kybalion.
El principio del ritmo, o ley del péndulo, nos habla de que el mundo y su configuración nos lleva de un extremo a otro. De la alegría a la tristeza, de la opulencia a la miseria, de las certezas a la inseguridad. El mundo hace y deshace con nosotros, porque la ley del ritmo ejerce toda su fuerza. Nada escapa a ella. «No hay mal que dure 100 años… ni cristiano que aguante». El ritmo compensa. Podríamos decir que el karma no es mas que una manifestación del ritmo. En términos de Gurdjieff, podríamos pensar que el ritmo es la influencia A, el mundo, ese que con su masiva presencia nos duerme y nos encadena. ¿El comportamiento mecánico es gobernado por el ritmo? Podría ser.
Pero hay esperanzas. Esa es la idea de la transmutación. Para ello hay que concer el principio de polaridad. Pero ya lo veremos. Quizás mañana.
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