Veintesis de febrero, he vuelto a la vorágine diaria. No obstante, me tomé unas merecidas vacaciones (3 semanas) que rindieron como un mes. En este tiempo han pasado muchas cosas, pero el stress me tenía sin ganas de escribir. Atados en la oficina, incluyendo un par de despidos y malas vibras, un proyecto que no terminaba nunca y en suma, el estar con el agua hasta el cogote (por no usar una expresión mas fuerte).

Curiosamente, también ha sido un período de muchas lecturas y reflexiones, ampliando ideas, preparando proyectos, abriendo nuevos caminos y oportunidades. Básicamente perder el miedo que atenaza de vez en cuando a perder la pega, y tomar decisiones conscientes con el objetivo de estar bien conmigo mismo en lugar de poner por delante el pago de los créditos.

Aún no me da la neurona para escribir algo mas profundo o extenso, pero ya retomaré. Estoy más tranquilo, con la película clara y dejando atrás un período en el cual me perdí, pero que -como todo- sirvió de algo: todo son lecciones. Asi que a seguir con las antenas dispuestas, y continuar aprendiendo y aprehendiendo.