Y destituyeron a Provoste. De cinco puntos de la acusación, sólo aprobaron uno (que no era el fundamento mas fuerte), y ahora queda muerta civilmente por cinco años.
Triste espectáculo, tanto por parte de ella (por no reconocer nada), pero sobre todo con el bloque acusador. Porque acá lo que se jugó fue pasarle la cuenta a la concertación por todas las cosas que tenían atragantados, y no por el mérito en sí mismo de la acusación.
El debate que he escuhado en la calle es que «ella no tiene dedos para el piano», que lo que se juzga es «que no tiene capacidad». Y ese razonamiento que se logró imponer en la opinión pública no tiene nada que ver con lo que se supone es una acusación constitucional.
Como siempre, la derecha (y la «nueva mayoría») actúa siguiendo el proverbio de «pan para hoy, hambre para mañana». Esta es la primera batalla grande en la guerra que tienen contra La Moneda, y no será la última. El canibalismo ha llegado para quedarse en el congreso, bajo el disfraz de la lucha por la probidad.
Bueno, quizás sea algo bueno. Un buen remezón que haga caer el naipe, para que se pueda volver a barajar. Eso sí, no deja de ser curioso que así es como se prepara el camino para los grandes cagazos, polarizaciones y a futuro, quien sabe, «el desalojo» por las armas.
Allamand debe estar celebrando.