«Greed is Good», decía orgulloso Gordon Gecko en los 80. El modelo de los yuppies, exitoso y ricachón, sin asco en destruir compañías sólo para obtener ganancias con la pasada entre la compra y la venta de acciones, la personificación del hombre de negocios exitoso, el monstruo que nos mostró Oliver Stone en su película de 1987, se convirtió en el modelo a seguir en los 90. En la década del 2000 superaron tanto al modelo, que Gecko quedó como una simple caricatura inofensiva. Porque fueron estos personajes, de carne y hueso, los que crearon las grandes crisis que han azotado a la economía mundial, desde la brubuja de las punto com en adelante.