Leer el libro de Claudio Narea, «Biografía de una amistad» es meterse en una relación oscura, tortuosa, llena de verdades a medias y recaditos lanzados en canciones y entrevistas. Es un libro sincero, que no teme mostrar al autor como alguien confundido, muchas veces remilgado e incapaz de tomar el toro por las astas, pero al mismo tiempo profundamente inocente. Es meterse en su cabeza, en su subjetividad y en su historia. Es descubrir (o en mi caso confirmar) lo mal que estuvo (y supongo que sigue estando) Jorge González, y lo enferma de la relación entre ambos. Permite tener nuevos antecedentes para comprender a Los Prisioneros, sus letras y sus contradicciones.
El libro hace un recuento cronológico, con saltos hacia adelante y hacia atrás, sobre los orígenes de la banda y la relación entre sus cuatro integrantes: Jorge, Claudio, Miguel y el manager Carlos Fonseca. Mucho de lo que cuenta es historia ya sabida de una u otra forma, incluyendo el que Jorge fue amante de la esposa de Claudio y todo el descalabro que siguió. Si se han leído los libros sobre la banda, o se ha seguido su carrera, nada nuevo bajo el sol. Pero lo interesante son los detalles extra, y sobre todo, qué sucedió a partir de 2007 y que es el motivo de que el libro exista.
Un ejemplo: la historia de cuando Claudio fue a consultar a una adivina que le dijo que su esposa volvería con él y que su gran amigo no era tal, ya había sido publicada. Pero lo que no sabía es que después su esposa fue a consultar a la misma adivina… y que Jorge también fue. Y pareciera que lo que le dijo en ese momento a Jorge le marcó a fuego, induciendo una profecía autocumplida:
«Algún tiempo después él me relató que también había ido a verla. Que sintió su rechazo apenas entró a su consulta. Le dijo a Jorge que ‘no mantuviera relaciones amorosas con nadie porque lo único que hacía era hacer sufrir a la gente, que él era una máquina de hacer dinero y que se dedicara sólo a trabajar’ (pág.102)»
Narea presenta correos electrónicos que muestran la enfermiza obsesión de Gonzalez con destruir sus relaciones de pareja. Los recados enviados de un lado al otro, a través de canciones o entrevistas demuestran la incapacidad de poder enfrentar el problema. Y aquí es donde me quiero detener para hincarle el diente. Porque esto no es una reseña del libro, sino mis reflexiones tras leerlo.
Se ha dicho de todo en contra de Narea por ventilar secretos de la banda, y se le ha acusado de que es un inútil que sólo busca profitar de algo que hizo hace 30 años porque no tiene la capacidad de hacer algo que valga la pena por sí mismo. He leído no sólo el libro, sino también algunas notas de prensa refiriéndose a él y sobre todo los comentarios en redes sociales que si yo fuera Claudio, por sanidad mental simplemente ignoraría. Hasta el MOVILH (Movimiento de Liberación Homosexual) se metió en el baile, por la afirmación de Narea de que Gonzalez es homosexual reprimido y que todo lo que ha hecho ha sido porque está enamorado de él y no puede soportar que Narea lo haya dejado por su esposa.
Estas reacciones me dicen que mucha gente pasa por alto que el libro es claramente un acto terapéutico. Se dice que cuando tienes mucho guardado y no lo expresas, eso te rebota y mina tu salud y tu vida (relaciones, negocios, etc). Según la teoría de la comunicación humana, también existen formas enfermas de comunicarse que terminan destruyendo a la gente que está en esas relaciones (recomiendo encarecidamente leer esta reflexión al respecto). Una terapia que conocí para los casos en que te quedaste atragantado y es imposible decirle las cosas a la cara a aquella persona que te dañó, es escribir y quemar. Escribir todo lo que tienes que decir, y luego quemarlo para que no haga daño. En este caso, creo que el libro fue escrito con esa intención, pero también como una defensa ante todo lo que se ha dicho de su autor por parte de Gonzalez.
Por otra parte Narea recién está intuyendo qué sucede. Si aguna vez lee mi blog, le recomiendo visitar los enlaces que dejo más abajo, pues pueden darle mas luces al respecto. Pero por ahora, baste decir que González encaja en la descripción de una personalidad agresiva-pasiva, alguien que juega con su encanto y también con la lástima que da. Su genio como compositor le excusa de ser una persona que daña a los demás, proveyéndolo de un público fiel que encuentra que todo lo que hace está bien, que todo puede ser obviado (ojo, no perdonado, porque a sus ojos no hay nada mal) y que el texto de Narea es sólo un berrinche para conseguir prensa y dinero.
Sin embargo, es interesante también notar que se sugiere un contacto de Gonzalez con «lo oculto». Y que ese conocimiento es utilizado en contra de quienes le ofenden. La anécdota del espejo donde quiere mirar el futuro me suena mucho a Carlos Castaneda. Lo mismo la historia sobre las pesadillas de la esposa de Narea. Como que leyó, intuyó, o probó algo que le hizo meterse en el camino espiritual, pero que de un modo u otro se torció. Hay referencias en las canciones y en los correos que derechamente son a magia negra. Allí es donde «trabajo» se entiende como una «brujería». «Hacerle un trabajo» a alguien es embrujarlo, tanto para que le vaya mal como para obtener su amor ( ¿No han visto los avisos de las brujas en los diarios?: «Se hacen trabajos»). Es a eso a lo que se refiere su canción «El fin de esta maldición»:
«Libro, libro,
libro por los pelos
de la parca
de la cárcel
de la neumonía
de la sobredosis
libro por los pelos de una vida miserable
de mentiras y derrotas diarias (…)
y ha llegado el final
tu negro y sucio trabajo
me ha quitado el mío
no pronuncio tu nombre
porque nunca te lo dije
lo ha dicho alguien más, el que te contrató
el que te va a pagar
tu oscuro y maligno trabajo
me ha quitado mi casa
me ha quitado mi hogar
me ha quitado mi padre
me ha quitado mi hermano
me quitó mi mujer
Pero ves que yo
debería estar en el hospital
respirando de una máquina
o quizás en la cárcel
matando a tres»
Y curiosamente, una canción que pareciera hablar de arrepentimiento de lo hecho termina reafirmándose, clamando que él puede con eso y con más:
«pero no
no no no
nada de eso, estoy aquí
cantando feliz
porque yo soy mas fuerte que tú
Alescla»
Vean el video y noten el tono de la canción, y cómo contrasta con el final, donde suena alegre, incluso travieso, y que nuevamente cambia con las dos últimas líneas, donde recupera su seriedad y desafío.
De críptico nada. De hecho, creo que es bastante literal.
Raya para la suma: Es un libro interesante, rápido de leer, se nota sincero y no tiene miedo de no dejarse bien parado. Estilísticamente no es una maravilla, pero se nota que salió de las tripas. ¿Es necesario? Si te interesa la historia de Los Prisioneros, sí. Pero por sobre todo, se nota que es un libro que desea ser un cierre, aún cuando dudo que lo logre, puesto que acá sigue habiendo más de lo que se cuenta.
Adendum del 7 de noviembre:
En realidad donde realmente se nota el tema de las energías y proyecciones es con la respuesta de González a un mail de Narea donde le para el carro. El correo de Narea dice:
Asunto: Advertencia a Jorge González
Te informo que de hoy en adelante todo lo que me deseas y haces contra mí y los míos, se devuelve contra ti.
Afírmate
Y la respuesta de González, enviada dos veces y con copy/paste:
Francamente no sé a qué te refieres. . ..estoy muy ocupado con mi vida como para dedicarme a la vida de otra gente con la que no tengo nada que ver. . ..llegado el caso de pensar en ti y los tuyos solo te deseo suerte y éxito en lo que emprendas. . ..Jorge
Esto muestra que el ultimátum le caló hondo y se puso el parche de inmediato. Porque una técnica de defensa ante las malas ondas es imaginarse rodeado de espejos apuntando hacia afuera, y con un filtro que haga que todo lo que te desee mal o daño le rebote a su emisor. Si eres una persona que cree en esas cosas, la amenaza de Narea te habría desnudado. La respuesta de González muestra que recibió el golpe.
Enlaces recomendados
Deja una respuesta