Llovió toda la noche y la mañana en Santiago, y ahora desde mi ventana se ve la cordillera nevada, que da un gusto. Le hacía falta el agüita a la ciudad… ¡se puede respirar!
Llovió toda la noche y la mañana en Santiago, y ahora desde mi ventana se ve la cordillera nevada, que da un gusto. Le hacía falta el agüita a la ciudad… ¡se puede respirar!
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