En algún canal de tv en la mañana escuché a un cura alabar a Juan Pablo II, como un ejemplo y modelo del voto de pobreza, porque en su testamento no había hecho mención a distribuir ningún bien.

Claro, cuando vives como rey, con dogma de infabilidad y todos los recursos de la cristiandad a tu disposición, seguro que vas a gastar algo de tu plata en comprarte un cassette ¿no?.