Na, ¿qué habrá pasado para tan súbito ataque de sinceridad? La primera dama de Estados Unidos declaró en una gala que su marido se acostaba con las gallinas y na ni ná con ella, lo que la obliga a ver teleseries.

Le dije el otro día: «George, si quieres verdaderamente ponerle fin a la tiranía en el mundo, tienes que tratar de estar más tiempo despierto por las noches. A las nueve, Mister Excitación, ya está bajo las sábanas… y a mí no me queda otro remedio que mirar telenovelas como Desperate Housewifes»

Pero lejos la guinda fue esto:

«Al ridiculizar los gustos campestres de George W. Bush, contó éste quiso una vez €œordeñar a un caballo € en su rancho, en el cual a menudo cree €œque todo se arregla con la motosierra €™ €™. Debe ser por eso €œque se entiende tan bien con (el vicepresidente Dick) Cheney y (el secretario de defensa Donald) Rumsfeld €, bromeó.»

Si lo dice ella, habrá que creerle.