¿Les suena el nombre de Zacarías Moussaoui?. Pues bien, es el único inculpado en los acontecimientos del 11 de septiembre, y ahora está siendo enjuiciado.

Moussaoui es un tipo raro. Fue llevado ante audiencia el 2 de enero de 2002 (donde se declaró culpable) y desde entonces no se había sabido nada de él hasta hace unas semanas, cuando comenzó el juicio real.

Lo extraño es que las actitudes del tipo lo presentan, así al ojo y sin ser un entendido en el tema, como si tuviera un trastorno bipolar (ver aquí, acá y acá). Bueno, eso no es raro, sobre todo viniendo de un conocido terrorista ¿no? Pero, y aquí viene lo interesante, es cómo estas conductas que eran más que evidentes, no fueron tomadas en cuenta por las autoridades… por lo menos para evitar el 11 de sept. Claro, porque sabían de su existencia mucho antes. Pero también al parecer ahora quieren reparar el error y están haciendo todo lo posible por cargarle el muerto. Como por ejemplo, tenerlo prestando testimonio con un cinturon de electrosock, una práctica que ya es común, pero que arroja dudas sobre el testimonio de gente que mientras declara siente la amenaza de más de 50.000 volts durante ocho segundos encima si a alguno de los alguaciles les da la gana.

Pero a la prensa esa clase de detalles no les interesa. Es mucho más sabroso informar que se supieron «detalles asombrosos sobre la planificación del 11/9», o que «Bin Laden mató a matar a Bush», que fijarse en que prisioneros confesos de Al Qaeda declararon que el tipo no tuvo nada que ver, y que básicamente era un inútil por inadaptado y maniático.

Pero para que vean que la libertad de expresión se garantiza en Estados Unidos. Las declaraciones fueron enviadas por carta a la corte, pues el gobierno no les permite asistir. Eso sí, las consiguió la defensa de Moussaoui, quien curiosamente, no quiere saber nada de ellos.

No sería raro que terminara siendo condenado a muerte, siendo EEUU el país que la lleva en términos de ejecución de enfermos mentales, legalmente of course.