Buscando la Alétheia

Disidencia israelí

Esta cara del conflicto, más allá de la tragedia que siembra a diestra y siniestra, es sumamente frustrante para el movimiento pacifista israelí puesto que después de las últimas elecciones queríamos suponer que la presencia del laborismo israelí en la coalición gubernamental podría abrir alguna perspectiva de negociación. Incluso llegamos a creer que el hecho de que por primera vez en muchos años el primer ministro israelí Ehud Olmert fuera civil y no un general-retirado, podría acercar la reconciliación entre ambos pueblos. Hoy nos damos cuenta que nos equivocamos y que no hay ninguna diferencia entre esta coalición y los peores gobiernos de derecha que tuvimos en los últimos años. Parecería ser que las fuerzas destructivas que reinan en este país son más poderosas que la sensatez y están empecinadas en arrastrarnos hacia un precipicio mortal.

Lo peor del caso es no sólo que el gobierno recicla aquellas medidas desmesuradas que nunca han dado ningún efecto, sino que con cada misil el pueblo enceguece más y exige más violencia, más fuerza y más ataques, sin comprender que ya hemos hecho uso de fuerza, ataques y violencia y ello nunca nos condujo a buen puerto. Todo lo contrario, violencia genera más violencia y cada ataque trajo consigo una represalia que generó un contraataque y así sucesivamente.

En estos difíciles momentos, en que matamos y nos matan mutuamente quiero expresar en voz alta en nombre de los miles de israelíes que componen el movimiento pacifista que este ataque no es en nuestro nombre. El gobierno israelí no actúa en nuestro nombre y nos sentimos profundamente dolidos por la sangre vertida en vano. Lo decimos claramente como israelíes que queremos a nuestro Estado y que estamos hondamente preocupados por el grado de degeneración que esta afectando a la sociedad israelí y por la destrucción de las bases morales del judaísmo. No es este el país en el que los profetas de Israel, aquellos que soñaban por un mundo de paz y justicia, hubieran querido vivir.

Palabras de Meir Margalit. Él es judío y tiene una historia interesante:

(…) nacido en Argentina en 1952 es, tal vez, una de las más singulares dentro del movimento pacifista en Israel. Antes de emigrar, Meir formaba parte en Argentina de un grupo sionista de derechas. En 1972 llega a Israel y hace dos cosas. Lo primero es enrolarse en el ejército. Lo segundo, ya en 1973, fundar el asentamiento de Net Zarim, en la franja de Gaza, uno de los enclaves de colonos más problemáticos que hay en Oriente Medio. Al año siguiente, Meir es herido en la guerra del Yom Kipur, y este hecho marcará un punto de inflexión en su vida. Empieza entonces un proceso de replanteamiento de sus propias ideas: «Entendí que cada ideología tiene su precio, y yo no estaba dispuesto a pagar el precio de la conquista. No vale la pena morir por territorios». Treinta años después, Meir es coordinador de uno de los grupos pacifistas más activos de la disidencia israelí. El trabajo a contra corriente que realiza el Comité Israel.

Pueden ver aquí una entrevista sobre el comité contra la demolición de casas, otra entrevista acá y otra acá .

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1 comentario

  1. Rober

    Me parece excelente tu sitio. El problema en si es el fanatismo religioso judio. Ellos basan su odio en razones religiosas ya que consideran a los arabes «amalek», los descendientes de Ismael. Lo esperanzador es que la conciencia y la razon pueden lograr cambios en esas personas, adoctrinadas por decadas para odiar y sentirse superiores.

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