La imposición de penalidades colectivas en represalia por acciones individuales como las de la resistencia palestina constituye un crimen de guerra y se encuentra expresamente prohibida por la Convención de Ginebra.
No está demás recordar que los precursores en la aplicación de tan infames tácticas fueron las SS de Hitler. Cuando algún soldado alemán era muerto por la resistencia tomaban al azar a diez personas y las fusilaban en el acto. Israel no los fusila en Gaza. Hace como los nazis con el Ghetto de Varsovia: los sitia, los deja sin agua, pan, luz, trabajo. Los priva de toda esperanza y los extermina de a poco, con la complicidad de los grandes defensores de la democracia y la libertad, preocupados como están por la amenaza que los cohetes norcoreanos representan para la civilización.
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