(…)En su esfuerzo por erigir un hogar nacional judío, Sión para ser más específicos, han cometido todos los errores posibles. En lugar de adoptar métodos pacíficos y de amar a sus nuevos vecinos, han adoptado y exhibido la más brutal de las conductas posibles. Durante casi seis décadas el ejército israelí ha infligido dolor a sus vecinos más cercanos en nombre del pueblo judío. Durante casi seis décadas millones de palestinos han vivido en atroces condiciones en campos de refugiados y el Estado judío no les permite regresar a su lugar de origen. Durante casi seis décadas los habitantes autóctonos de Palestina han sido discriminados por los nuevos colonialistas.
(…)Fue sólo tres años después de la liberación de Auschwitz cuando, sin asomo de dudas, los sionistas demostraron que habían asimilado acertadamente las más depravadas tácticas, la filosofía y los preceptos nazis. Ya hacia 1948 los legisladores israelíes se habían aprestado al establecimiento de leyes racistas que no diferían de las Leyes de Nuremburg. También en el mismo 1948 los soldados del ejército de Israel [3], junto con los grupos paramilitares, practicaban algunas estrategias nazis, entre ellas la limpieza étnica. Como hemos visto después, los planes de limpieza étnica israelí no decaerían nunca. Los israelíes, al igual que a sus sabios sionistas, ven con muy buenos ojos que sus ancestros rabínicos asquenazíes no fueran propensos a mezclarse con goyim [4]. El Israel actual es una evidente reencarnación del gueto judío europeo. Sin embargo, el gueto israelí representa una enorme mejora si lo comparamos con el de Shtetl de la antigua Europa Oriental. En el Estado judío, son los goyim quienes están encerrados tras los muros, en lugares que no difieren mucho de los campos de concentración.
(…) Los judíos no serán conducidos a la muerte Nunca más , me enseñaban año tras año en la escuela israelí, por supuesto situada en territorios palestinos ocupados, en la Jerusalén Oriental. El nuevo judío , es decir, el israelí, decían ellos, contraatacaría . Y, de hecho, estábamos listos para contraatacar. Es más, estábamos ansiosos por hacerlo en nombre del pueblo judío, en nombre de nuestra historia. Fuimos empujados a castigar a los árabes por causa de nuestro futuro irrealizado en la Europa que se perdió.
Me tomó muchos años darme cuenta de que el Nunca más , en un principio descrito como argumento moral, era en realidad antiético hasta la médula. Me tomó muchísimos años darme cuenta de que, dentro del universo judeocéntrico, Nunca más significaba que los judíos del nunca más no serán conducidos a la muerte , sino que serán ellos quienes lleven a la masacre a los demás . Lo que está ocurriendo en Beirut y en Gaza pone de manifiesto la esencia de Israel: Un bárbaro sistema político que se alimenta del dolor de los demás .
(…) Estoy confundido. Hace sólo seis décadas y media los judíos fueron sacados a patadas de Europa. Con el apoyo de Naciones Unidas, los israelíes tuvieron la oportunidad perfecta para transformar la tragedia de su partida en un nuevo y apacible comienzo. Podían perfectamente haber estudiado su historia para aprender de sus errores. De hecho, muy pocos lo hicieron. Uno de ellos fue Israel Shahak; otro, Lenni Brenner. Pero por doloroso que pueda parecer, la mayoría de las seculares instituciones judías y sus estudiosos hicieron más bien lo contrario. Convirtieron al gángster de nueva generación, al israelí, en un icono cultural. En Israel, la cultura del gángster se convirtió en la norma. Una y otra vez, los israelíes se las han arreglado para elegir a criminales de guerra y genocidas como primeros ministros. Aunque parezca extraño, en las últimas elecciones, cuando se sentían seguros de que la paz estaba a punto de prevalecer, eligieron un primer ministro no militar. Sin embargo, tan pronto explotó esta reciente crisis violenta, Olmert y Peretz apelaron enseguida a las medidas militares definitivas. Probablemente saben muy bien que la arrogancia, la violencia, la brutalidad y la barbarie son la raison dêtre israelí.
(…)Es fundamental que tengamos en cuenta que nuestra imagen colectiva de Hamas y Hezbolá como asesinos de masas y locos sanguinarios no es más que una proyección construida por quienes son activos participantes en rituales sangrientos. En términos lacanianos, el inconsciente es el discurso del otro . En la práctica israelí, la inclinación asesina de los sionistas al referirse a Irán, Siria, Hezbolá y Hamas es simplemente leal reflejo especular de las tendencias asesinas sionistas, que no están reprimidas en absoluto.
El párrafo anterior no es un argumento lógico o analítico. Es simplemente una sugerencia desesperada hecha por un hombre que creció allí, en Sión, entre gángsteres narcisistas y sanguijuélicos rabinos circuncisores. Es un llamamiento hecho por un hombre que durante muchos años ha estado intentando llegar al fondo de la noción de odio. Es un llamamiento hecho por un hombre que soñaba con dar un concierto en el Líbano, un país que visitó hace 22 años como soldado; un país que fue reducido a polvo, pero que ha pasado las últimas dos décadas resurgiendo de sus cenizas, un país que tenía un sueño, un país que nuevamente está siendo aniquilado por su vecino.
El autor es Gilad Atzmon, jazzista y escritor, ex israelí y ex judío. Nota completa acá.
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