Ayer fui al concierto de Soda. Ese del regreso. Y volví a casa reflexionando harto.
Desde hace bastante tiempo me cuesta conectar con la masa, sea en concentraciones políticas, espectáculos deportivos o conciertos. La primera vez que sentí que me sucedió fue durante la masiva protesta contra las pruebas nucleares en Muroroa. Ya llevaba unos cuantos años en la carrera de periodismo y me ví «fuera» del acontecimiento, viendo qué sucedía como un espectador que estuviera reporteando. Nunca volví a sentirme «parte del grupo» como antes, y no es algo que lamente, pero sí es algo a tomar en cuenta al analizar qué me sucedió ayer en el concierto.
Llegué al estadio alrededor de las 18:30 horas, acompañando a la brujis y a un grupo de amigas y amigos. Estabamos en galucha (galería) a tres metros de aquellos que pagaron el doble por sus entradas, separados por una reja que no estorbaba la visión al escenario.
La cosa estaba bastante aburrida hasta que comenzaron los teloneos en video: una serie de avisos y segmentos de programas imaginarios y comerciales que buscaban hacer reir, aunque debo admitir que el humor argentino me supera… entendí sólo la mitad, y con suerte. Al parecer la mayor parte del estadio tampoco entendió, sobre todo cuando salió el aviso tipo «patria y familia» (ya ni recuerdo el nombre de esa institución… menos mal :-D), pues casi echan abajo el estadio a pifias.
Por fin a las 21:03 comenzó la cosa… y curiosamente no sentía la electricidad que se suponía debía sentir. Pero le puse empeño. Coreé, bailé un poco, pero el concierto cada vez se me fue haciendo mas largo. Incluso me dieron ganas de sentarme. Y no fui solo yo. De pronto veo la galería y más del 90% estaba sentada. Una amiga me decía » ¡Qué estaban haciendo cuando eligieron el repertorio!». Fome. Se notaba cómo en lugar de inyectar de energía al público, lo embotaban. Bostecé unas cuantas veces.
Y ahí comencé a reflexionar. Miraba a la cancha (repleta en 3/4 partes o un poco mas) y parecía una alfombra. Nadie se movía. Le comenté eso a la brujis y me respondió que estaban tan apretados que no podían. Pero miré con más atención y habían pequeños bolsones (de 10 o 20 personas) que se movían y mostraban cómo se supone debiera moverse toda esa marea humana. Y nada. Cuando apagaron más las luces estaban los celulares encendidos y las antorchas a pilas. Las de la galería se movían al ritmo, las de la cancha se veían inmóviles. Y esta impresión se vió reforzada cuando tocaron el único tema que hizo bailar a todo el mundo: prófugos. Allí la alfombra cobró vida, se movía en olas y parecía un mar agitado. Aunque igual no duró mucho… sólo la mitad de la canción.
Entonces me preguntaba ¿qué diablos sucede? Y claro, lo primero que salta es la nula conexión de Soda con los espectadores. El concierto, a nivel técnico, fue impecable: escenografía compleja y muy bonita; grandes juegos de luces; pifias en el sonido, pero perdonables; perfecta organización (los baños en la cancha, primera vez que veo ese despliegue)… pero le faltaba algo y ahí identifiqué qué: corazón. Un concierto sin corazón ni sangre en las venas. Frío, impersonal, artificial. Un concierto que no enciende, que no apasiona. La brujis me decía que era porque era de recuerdo, mucha gente en introspección. Pero yo también fui al concierto donde se volvieron a reunir los prisioneros y fue totalmente distinto. Familias enteras, tres generaciones si no recuerdo mal, y el estadio se venía al suelo porque todos estaban prendidos cantando, bailando y saltando. Y la formación era la misma, el rango etáreo del público también, el recuerdo presente también.
Escuchaba a Soda, le veía en el escenario y miraba las pantallas, y pensé que en DVD se va a ver la raja. Virtuoso, energético (el manejo de las cámaras, muy bueno). Pero la sensación al haber estado allí es que no hubo nada. Menos mal que nos compramos las entradas en julio… asi que no hay una sensación de pérdida de plata.
Al llegar a casa me vi en la necesidad de una sobredosis de Claudio Narea, ZZ-Top y Juan Luis Guerra para quitarme el hielo de la sangre, literalmente.
Lo que me queda claro es que hay grupos y solistas que suenan años luz mejor en vivo que en disco (Narea es uno de ellos), y otros que es mejor dejarlos en DVD y CD. Y Soda me mostró que es de estos últimos.
carlos
masa + corazón difícil ecuación, tal vez estes más viejo tal vez no hay pasión..amanecí versero
Alex Hernandez
No fui a ver a Soda, pero me hace mucho sentido todo lo que escribes.
No fui a ver Soda porque creo que son unos frescos de raja. Se separon hace años y fue todo muy sentido y la wea y los proyectos personales.
Creo que el Soda de farreó la posibilidad de hacerlo bien, con disco nuevo, o más comunicación con la prensa. Pero eso de juntarse a rememorar, de no pescar a nadie, de creerse el cuento del divo… mmmmmm, a otro perro con ese hueso:Se juntaron sólo por las lucas ni cagando me trago otro cuento.
.::AleX::.
Yanise
Qué más podría agregar….creo que nada…yo soy la que preguntó que diablos estaban haciendo cuando elegieron repertorio…
También dejé mi opinión en mi blog…que básicamente se resumen en: para esto, mejor no verlos volver…
Picho
Pucha..