El año pasado fue la primera vez que salimos con mi hijo a recolectar dulces para «Halloween». Y si bien me resistí mucho tiempo a caer en el jueguito, no puedo negar que es muy entretenido el tema de los difraces. Ese año Matías causó sensación con su traje de «Mati, el caballero»:

Pero comencé a proyectarme. Y fue inevitable: el próximo disfraz sería de algo que yo siempre había querido vestirme. Y la opción lógica era la de cazafantasmas, con mochila de protones y todo. Así, de a poco, comencé a recolectar información y piezas.

En algún momento compré un arduino para manejar las luces y sonidos de la mochila de protones, pero aún me falta conocimientos de electrónica para hacerlo funcionar. Entonces lo dejé estar… y de pronto me di cuenta que ya estabamos en agosto y falta la nada para octubre (sobre todo, pensando en mi velocidad para construir cosas).

Así las cosas, este fin de semana me puse las pilas y puse todas las piezas que he ido juntando en la mesa del comedor, y di inicio a la construcción de la mochila. Por si no la conocen, quiero hacer una cosa que tenga este aire:

¿Qué usé? Simple:

  • Una caja de zapatos. Tamaño ideal para la pequeña espalda de mi hijo.
  • Una caja de cartón que desarmé para usar sus piezas.
  • Restos de cartulina.
  • Asalté la basura de aparatos electrónicos de mi oficina y me conseguí algunos cables, ventiladores y disipadores.
  • Cajitas de cartón de remedios y tubos de papel higiénico.
  • Envases de pinturas, témperas y cremas.
  • Mi caja de bricolage: bisturí (mas preciso que el corta cartón), regla de metal, superficie de corte, cortador en compás (para hacer círculos), silicona, y pedacerías varias de proyectos anteriores.
  • Pintura negra en spray.

Con todo esto, partí preparando el ciclotrón:

Ciclotrón desde arriba
Ciclotrón desde atrás. Los dientes son para pegarlos a la caja.
ciclotrón, vista lateral. Todo está hecho de cartón.

La construcción fue fácil (aunque laboriosa): hice el círculo con un plato y luego los círculos interiores con un vaso. El borde es una gran tira de cartón al que hice pequeños cortes superficiales cada un centímetro para poder combarlo. En los bordes superior e inferior les dejé una lengüeta de un centímetro para poder pegarlo al círculo, y luego a la caja. También les corté en forma de triángulo para facilitar el doblado.

Luego me concentré en la placa de metal que asegura el ciclotrón a la base de la mochila. Para ello corté una tira de cartón, y luego con una pieza cuadrada que me sobró, armé la zona central:

En este momento me di cuenta que los hoyos pequeños tienen una especie de aro encima. Entonces fue la hora del cortador-compás.

Todo iba bien, hasta que me di cuenta (de nuevo), que en la parte inferior del ciclotrón hay una pieza redonda que sobresale. Sin darle muchas mas vueltas apliqué bisturí y le puse un frasco de plástico de pintura. Sujeté todo con masking tape (papel adhesivo) y quedó firme. Luego, usando las piezas sobrantes de los círculos, las pegué una sobre otra y armé el perno que sujeta todo en su lugar:

Ahora me quedaba la parte de arriba. Armé algunas cajas, les pegué piezas que le dieran textura y ya comenzó a tomar forma:

El resultado:

Una vez que ya tenía las piezas, era hora de pintar:

Y ese es el avance hasta el momento. Falta esperar el secado (24 horas) antes de dar la segunda capa, conseguir pintura plateada y luego comenzar a pegar. También faltan las correas de la mochila, y todo el sistema de disparo. Pero eso es para la siguiente historia.

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