Cuando entré a la escuela de Periodismo en los 90, la regla era clara: «Nunca usen adjetivos calificativos. No aportan información verificable». Titulares como «Gobierno anuncia reforma tributaria» eran la norma. La neutralidad era sagrada. Pero algo cambió. Hoy, al abrir cualquier portal de noticias chileno, me encuentro con frases como «Las frenéticas horas de Speed en Santiago», «Despiadado: el secuestro y liberación de María Corina Machado» o « Vertiginosa lista de acciones que usted cree que lo hacen ver joven». ¿Qué pasó? ¿Por qué los titulares dejaron de informar para convertirse en anzuelos emocionales?

1. Los estudios que confirman lo que sospechábamos

No soy el único en notarlo. Investigaciones recientes explican este giro:

  • PLOS ONE analizó 23 millones de titulares (2000-2019) y descubrió que la negatividad aumentó un 314% (ver estudio). Palabras como «peligro», «fracaso» o «escándalo» dominan, mientras los titulares neutros desaparecen.
  • Nature estudió titulares sobre COVID-19: el 78% usaban emociones negativas (miedo, ira) para viralizarse (enlace).
  • En Chile, un análisis de la PUCV reveló que medios como Las Últimas Noticias usan un 40% más de adjetivos que La Tercera, priorizando historias personales sobre datos duros (fuente).

2. El costo invisible: ansiedad, polarización y desconfianza

Los efectos van más allá del periodismo:

  • Salud mental: Un estudio de ADIPA muestra que el 60% de jóvenes chilenos tiene síntomas de ansiedad postpandemia, agravados por la sobreexposición a noticias catastróficas (fuente).
  • Xenofobia: Titulares como «Inmigrantes invaden barrios» (La Nación Costa Rica, 2024) refuerzan estereotipos. Psicólogos advierten que este lenguaje activa respuestas irracionales de miedo (análisis).
  • Descrédito institucional: Según la CEPAL, el 72% de latinoamericanos desconfía de los medios tradicionales, percibiéndolos como manipuladores (CIPER Chile).

4. ¿Volveremos a los titulares sobrios? Tres caminos posibles

Como periodista, me pregunto: ¿hay salida? Algunas propuestas:

  1. Periodismo constructivo: Medios como CIPER Chile priorizan investigaciones rigurosas, aunque sin descuidar la narrativa humana. Ejemplo: «Las deudas invisibles: el costo psicológico de la pandemia en mujeres pobres» (ver artículo).
  2. Alfabetizar, no prohibir: Enseñar a audiencias a identificar adjetivos manipulativos. ¿Cómo? Preguntando: «¿Este titular me informa o solo me hace sentir rabia/miedo?».
  3. Revalorizar lo local: Medios regionales como El Divisadero (Aysén) mantienen titulares informativos: «Gobierno anuncia inversión en conectividad para zona austral». Sin estridencias, pero útiles.

Un llamado a desconfiar (incluso de mí)

Sí, este artículo usa adjetivos. Pero los he elegido con pinzas, citando estudios y ejemplos verificables. Porque el problema no son las emociones, sino su uso como carnada para ocultar vacíos de información.
Como lector, hoy me rebelo: ya no clico en titulares llorosos. Como periodista, insisto: la verdad no necesita adornos.


Fuentes citadas (para que verifiques tú mismo):

  1. PLOS ONE: El aumento de la negatividad en titulares (2022)
  2. Nature: Emociones en titulares sobre COVID-19 (2020)
  3. PUCV: Percepción negativa del periodismo chileno (2024)
  4. ADIPA: Salud mental en jóvenes chilenos (2023)
  5. CIPER Chile: Ética periodística en crisis (2021)

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