Descubre cómo la mafia japonesa se infiltró en el Estado, financió partidos políticos y hasta ayudó en desastres naturales. Un viaje a los secretos mejor guardados del crimen organizado.

Orígenes Samuráis y el Código del Honor Perdido

La Yakuza no nació en los callejones oscuros, sino en el ocaso de los samuráis. Tras la Restauración Meiji (1868), el gobierno abolió el sistema feudal, dejando a miles de guerreros sin empleo. Estos ronin (samuráis sin señor) se organizaron en bandas para sobrevivir, fusionando el código del bushido con actividades ilegales. Así surgieron los bakuto (apostadores) y los tekiya (vendedores ambulantes), quienes dominaban ferias y mercados con extorsiones y juegos de azar. Su legado incluye rituales como los tatuajes corporales (irezumi), que simbolizan resistencia, y el yubitsume (corte del meñique), una práctica que debilitaba el agarre de la espada, obligando al culpable a depender del clan .

La palabra yakuza proviene de una mano perdedora en el juego de cartas hanafuda (8-9-3, «ya-ku-za»). Curiosamente, los clanes adoptaron este término despectivo como emblema de identidad. Para el siglo XX, grupos como el Yamaguchi-gumi ya controlaban redes de prostitución y construcción, heredando la estructura jerárquica samurái: oyabun (padre) y kobun (hijos), un sistema que aún define su organización .

No todos eran marginados: algunos líderes, como Taoka Kazuo (jefe del Yamaguchi-gumi en los 70), se presentaban como «protectores del pueblo», financiando festivales locales y mediando en disputas. Esta dualidad entre crimen y benevolencia marcó su relación con la sociedad japonesa, que durante décadas los toleró como un mal necesario .

La Alianza con el Estado: Crimen y Guerra Fría

Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón quedó en ruinas, y la Yakuza aprovechó el vacío de poder. Controlaron el mercado negro de alimentos y medicinas, mientras el gobierno ocupado por EE.UU. miraba hacia otro lado. Pero el verdadero matrimonio entre crimen y Estado llegó con Yoshio Kodama, un ex criminal de guerra liberado por los estadounidenses en 1948 para combatir el comunismo. Kodama financió al Partido Liberal Democrático (PLD) y movilizó a la Yakuza para reprimir protestas obreras, como las huelgas de Mitsui Mining en 1952, donde matones yakuza golpearon a sindicalistas .

La red de Kodama conectaba políticos, empresarios y mafiosos. Por ejemplo, en 1960, durante las protestas contra el Tratado de Seguridad EE.UU.-Japón, el PLD contrató a la Yakuza para infiltrarse en manifestaciones estudiantiles y desarticularlas con violencia. Esta colaboración se extendió a conglomerados como Mitsubishi y Sumitomo, que usaron a los clanes para romper huelgas y acceder a contratos públicos mediante sobornos .

EE.UU. no fue ajeno a este juego: documentos desclasificados revelan que la CIA apoyó a Kodama como «actor de inteligencia» en Asia, temiendo el avance soviético. Así, la Yakuza se convirtió en un brazo extraoficial de la política exterior japonesa durante la Guerra Fría, con permisividad hacia sus negocios de tráfico de armas y drogas .

Tatuajes, Sake y Dedos Cortados: Rituales de una Sociedad Secreta

La iniciación en la Yakuza es un teatro de sangre y simbolismo. En el ritual sakazuki, el aspirante bebe sake de tres copas escalonadas junto a su oyabun (padrino), jurando lealtad «hasta la muerte». Este acto, realizado ante un altar sintoísta, une al nuevo miembro con el clan en una relación casi filial. Romper el juramento implica no solo la expulsión, sino una caza humana .

Los tatuajes (irezumi), tradicionalmente hechos con agujas de bambú y tinta de carbón, son un mapa de la vida del yakuza. Cubren el 80% del cuerpo, dejando una franja sin marcar sobre el pecho para simular un kimono abierto. Diseños de dragones, flores de cerezo o dioses budistas narran hazañas o pérdidas. En 2015, el tatuador Horiyoshi III (legendario horishi o artista yakuza) reveló que sus obras tardan hasta 5 años en completarse y cuestan hasta $30,000 dólares .

El yubitsume (corte del meñique) es quizás el ritual más macabro. Originalmente, se amputaba la falange para debilitar el agarre de la espada, obligando al samurái a depender de su señor. Hoy, es un castigo por fallar al clan: el culpable se corta el dedo, lo envuelve en papel de seda y lo entrega a su jefe como disculpa. Algunos repiten el acto hasta perder todo el dedo, como Kenichi Shinoda, líder del Yamaguchi-gumi, que luce ambas manos mutiladas .

Aunque estos rituales parecen anacrónicos, persisten como herramientas de control. En 2018, un ex yakuza contó a la prensa cómo su clan usaba el yubitsume para asegurar silencio en casos de tráfico de metanfetaminas. «Si te niegas, te matan. Si aceptas, eres cómplice para siempre», declaró .

Narcotráfico, Plutonio y Ayuda Humanitaria: La Doble Cara

En 2025, el líder yakuza Takeshi Ebisawa conmocionó al mundo al admitir ante un tribunal estadounidense su participación en el tráfico de plutonio desde Myanmar a Irán. Según la DEA, Ebisawa negociaba con el Cártel de Sinaloa y grupos insurgentes birmanos, usando puertos en Sri Lanka para mover heroína y uranio enriquecido. Este caso expuso la globalización de la Yakuza, que hoy opera en 20 países, desde Filipinas hasta Nevada .

Pero no todo es violencia: en 1995, tras el terremoto de Kobe, el clan Yamaguchi-gumi repartió agua, arroz y mantas en las zonas más afectadas, horas antes que el gobierno. Usaron sus camiones de construcción para retirar escombros y abrieron sus oficinas como refugios. «La Yakuza fue más rápida que el ejército», admitió un sobreviviente en entrevistas .

Esta dualidad se repitió en 2011, tras el tsunami de Tohoku. El clan Sumiyoshi-kai envió 100 toneladas de ayuda a Fukushima, mientras el primer ministro Naoto Kan luchaba por coordinar la respuesta estatal. Aunque algunos criticaron estos gestos como estrategias de lavado de imagen, muchos japoneses los vieron como actos genuinos de solidaridad .

¿Extinción o Reinvención?

En 1992, Japón aprobó la Ley Anti-Boryokudan, prohibiendo a la Yakuza abrir cuentas bancarias, alquilar propiedades o incluso usar servicios públicos como gimnasios. El resultado fue una caída drástica: de 102,400 miembros en 2007 a 22,400 en 2022, según la Agencia Nacional de Policía. Los clanes más jóvenes, como el Kobe Yamaguchi-gumi, se fragmentaron en bandas rivales, debilitando su poder .

Pero la Yakuza no desaparece: se digitaliza. Ahora usan yami baito («trabajos negros»), reclutando jóvenes en redes sociales para fraudes telefónicos y ciberataques. En 2023, la policía desarticuló una red que estafó $200 millones de dólares a ancianos japoneses mediante llamadas falsas de «familiares en peligro». Los fondos se lavaban mediante NFTs y criptomonedas como Monero .

Además, grupos como los tokuryū (mafias sin jerarquía) están reemplazando a la Yakuza en delitos menores. Estos equipos, formados por freelancers anónimos, operan en la dark web y evaden la ley gracias a su falta de estructura. «La Yakuza era predecible. Los tokuryū son fantasmas», admitió un detective de Tokio en 2024 .

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Fuentes

  1. Ministerio yakuza: La vinculación de la mafia con el Estado japonés
  2. Yakuza, la Mafia Japonesa (Historia, Clanes y Organización)
  3. Presunto líder de la mafia japonesa Yakuza admite traficar materiales nucleares
  4. La estrecha relación entre la yakuza y el gobierno japonés
  5. La influencia de la Yakuza en la política japonesa desde la conclusión de la II Guerra Mundial
  6. Tokyo Vice: ¿Son reales los Yakuza? ¿Siguen activos?
  7. Yakuza – Todo sobre la mafia japonesa
  8. La Yakuza: la mafia japonesa persiste entre las sombras
  9. Yakuza, la mafia japonesa | Origen, Historia y Curiosidades
  10. El papel de la Yakuza en los desastres naturales de Japón