La democracia está en terapia intensiva. Byung-Chul Han lo grita en Infocracia: los algoritmos nos están comiendo vivos. Pero cuidado, antes de quemar tu celular, pregúntate: ¿y si la tecnología solo es el espejo de nuestros propios fracasos?

El Mundo según Han: Verdades que Desaparecen como Stories

Imagina un planeta donde la verdad no muere en un campo de batalla, sino en un scroll infinito. Para Byung-Chul Han, eso ya es realidad: las redes convierten el diálogo en monólogos paralelos, los datos reemplazan al razonamiento, y Trump —el rey del caos— triunfa porque el algoritmo premia el escándalo, no las ideas.

¿El culpable? Parece obvio: TikTok, Meta, Elon Musk… Pero espera.

El Secreto Sucio: La Tecnología no Actúa Sola

  • Capitalismo de la Ira: Las redes no inventaron el odio. Solo le pusieron turbo. Su modelo de negocio —vender tu atención al mejor postor— es hijo del capitalismo que convierte todo en mercancía, hasta tu indignación.
  • Políticos Zombis: Si Trump gana con discursos incoherentes, es porque los partidos llevan décadas renunciando a ideales. ¿Para qué debatir si puedes tuitear? La política ya no es épica, es un influencer con corbata.
  • Educación en Coma: ¿Cómo esperar ciudadanos críticos si las escuelas enseñan a repetir, no a pensar? Sin filosofía, sin historia, sin herramientas para cuestionar, las fake news corren libres como perros sin correa.

1858 vs. 2024: Cuando los Debates Duraban Horas (y la Gente Escuchaba)

En 1858, Lincoln y Douglas debatieron durante siete horas bajo el sol. Miles de personas atendieron, tomaron notas, aplaudieron argumentos. Hoy, un candidato que hable más de 30 segundos pierde el trend. ¿Progreso?

Han diría que no: es la muerte de la deliberación. Pero ojo: Lincoln no tenía que competir con Netflix, el delivery de sushi, ni jefes que exigen respuestas en Slack a las 10 PM.

Trump, las Tribus Digitales y el Arte de Vender Humo

Trump no es producto de un hacker ruso que amañó las elecciones en Estados Unidos. Es el síntoma perfecto de una sociedad que:

  1. Adora el espectáculo (gracias, reality shows),
  2. Premia la simplificación («¡Hagamos América Grande Otra Vez!» > un plan económico de 50 páginas),
  3. Odia lo aburrido (y la verdad a veces lo es).

Las redes amplifican su caos, pero él solo baila en la pista que nosotros construimos.

¿Y los Medios? De Perros Guardianes a Perros TikTokeros

Los periódicos antes corroboraban la información antes de publicar. Hoy, hasta el New York Times prioriza titulares con emojis y formatos interactivos para sobrevivir. ¿Culpables? Google y Meta, que se quedan con el 80% de la publicidad. Pero también nosotros, que compartimos titulares sin leer la nota.

La Salida: ¿Apagar el WiFi o Encender el Cerebro?

Han es pesimista, pero hay grietas en el sistema:

  • Ejemplo 1: Islandia reescribió su constitución en 2012 usando plataformas digitales (Facebook, YouTube) para consultar a ciudadanos. Spoiler: 3600 comentarios ciudadanos y una lección: la tecnología puede ser aliada si hay voluntad política real.
  • Ejemplo 2: Chile en 2019: las redes ayudaron a organizar protestas, pero la presión callejera real fue clave.

La tecnología no es buena ni mala, pero sin ciudadanos críticos, instituciones fuertes y políticos valientes, solo será un arma de doble filo.

Resetear el Sistema (Empezando por Nosotros)

La infocracia no se combate borrando Instagram, sino exigiendo:

  •  Educación que enseñe a dudar, no a obedecer.
  • ️ Políticos que tengan ideales, no encuestas.
  •  Medios que informen, no que hipnoticen.

Y sobre todo, recordar lo que Han olvida: Lincoln debatió 7 horas, pero en su época, solo los hombres blancos votaban. La democracia siempre ha sido frágil, contradictoria y… humana.


¿Te atreves a salir del algoritmo?
Comenta: ¿Crees que la solución está en cambiar el sistema o en cambiarnos a nosotros mismos?