Nuestros sentidos nos engañan. Lo que vemos no es lo que nuestros ojos ven, sino la imagen que proyecta el cerebro (a eso se le llama «proyección holográfica»). De hecho, nuestros órganos no pueden porcesar toda la info que los bombardea, por lo que lo que nosotros llamamos «realidad» es un ínfima parte de lo que hay allí afuera (si es que en realidad hay algo). ¿Se dan cuenta de lo que ello implica? Puede ser que yo vea el mundo de una forma que sea radicalmente distinta de la que tú, lector, ves. Pero tenemos un espacio común de coordinaciones que nos permite asignar conceptos comunes a lo que percibimos. Por ejmplo, yo podría ver una silla como si fuera un elefante. Y otra persona la vería como un auto. Pero ambos asignamos a esa cosa el significado «silla». Independientemente de cómo la percibamos, nos ponemos de acuerdo que es una silla y sirve para sentarse.
Podríamos decir que esta idea se aproxima a la del mundo ideal de Platón, pero no del todo. Él planteaba que existe un mundo ideal donde existen las ideas de las cosas, que son las verdaderas cosas. De él es la famosa analogía de la caverna. Si no la conocen, es simple: imaginen a un hombre que ha vivido toda su vida en una caverna. De vez en cuando entra un poco de sol por una abertura y cuando pasa alguien, proyecta su sombra en las paredes. Entonces el hombre piensa que la sombra es un hombre, cuando en realidad sólo es una proyección imperfecta de una persona que está afuera. Según esta idea, este mundo es la caverna, la luz sería dios y el molde original serían las ideas o conceptos puros de los que viene todo lo demás.
La diferencia de esto es que en la idea de platón el concepto es independiente del hombre, mientras que en el otro el concepto es una construcción consensuada.
Ahora bien, la física cuántica plantea preguntas interesantes. Para esto tengo que dar una explicación. ¿sabes cómo se comportan las partículas? Pues bien, imagina la muralla de tu pieza ( esto representa a la muralla: [ ] ). A una distancia x pones una lámina de cartón con una ranura vertical (de arriba a abajo), como si fuera una alcancía. Si con un cañón le lanzas partículas, los trocitos que pasen formarán un patrón parecido a una línea vertical, como la del cartón ( o sea, así: [ | ]). Ahora bien, si al cartón le haces otra ranuera vertical, al lado de la primera, al dispararle partículas se arman dos patrones de líneas verticales paralelas (o sea, así: [ | | ]).
Las ondas hacen algo distinto. Imagina ahora que tu pieza está inundada hasta la mitad en agua. Ahora pones el cartón hasta que la mitad de él quede fuera del agua. Y frente a él dejas caer una piedra. El agua comenzará a formar ondas concéntricas que se irán alejando del lugar donde dejaste caer la piedra. al llegar al cartón la onda se interrumpe y pasa por la ranura vertical, creando una nueva onda. Al chocar con la muralla deja un patrón como el siguiente: [ ..**|**.. ]
Con las limitaciones del teclado quiero mostrarles que la linea vertical (|) es el punto de color más fuerte, indicando que es el lugar donde la cresta de la ola chocó. los asteriscos (*) son el mismo color pero unos cuantos tonos más difuminado, y los puntos (.) son tan difuminados que casi son transparentes. Es decir, la parte del centro es mas fuerte y se difumina hacia los lados. ¿ok?
Bueno, cuando pones dos ranuras y repites el experimento, al pasar por ellas se forman dos ondas que al ir creciendo (expandiéndose) chocan entre sí y forman otras ondas. el resultado es que de esas dos ondas se generan muchas ondas más pequeñas, dejando el siguiente patrón en la pared: [ *|* *|* *|* *|* ]
Ahora que sabemos cómo se comportan las partículas y las ondas, entramos al tema de las partículas subatómicas. Si lanzamos un fotón de luz por la famosa ranura, obtenemos el patrón simple ( [ | ] ) porque es una partícula. Pero al usar el cartón con dos ranuras el resultado es… este: [ *|* *|* *|* *|* ]
O sea, tenemos que una partícula se comporta como onda. Es decir, que se lanza una partícula, llega al cartón, y como no decide por cual de las dos ranuras pasar, pasa por las dos, como lo haría una onda. Y es más. Si ponemos un ojo observando muy de cerca por cuál de las dos ranuras va a pasar, ocurre algo más extraño aún: la partícula DECIDE pasar por una de las dos y arroja un patrón así: [ | ]. Es decir, vuelve a comportarse como partícula.
La explicación es que la partícula, mientras no es observada, es una mar de ondas de probabilidades, pero que al ser observada colapsa en una partícula de realidad. Es decir, que el sólo hecho de observar hace que las ondas se decanten por un estado y posición particular.
Todo esta disgreción es para darle sentido a la siguiente idea: el mundo en el que vivimos es la suma de sus observadores. Siempre hay alguien observando, por lo que las partículas colapsan en una realidad x. Por ello, entonces, los observadores son necesarios para que el mundo sea como es, pues sin ellos sólo seríamos un mar de probabilidades.
Ahora bien ¿quién es este observador que observa? ¿De dónde salió? ¿es independiente de la materia? ¿El hecho de ser autoconcientes nos hace colapsar en una realidad X, mientras que la falta de ella nos transforma en posibilidades? Cada vez me convenso mas que la realidad, que el mundo es una suma de observaciones, un acuerdo de percepciones, una coordinación de coordinaciones.
Don Juan decía algo parecido.
La humanidad hizo un acuerdo de percepción, osea todos le pusimos el nombre de silla a una particular configuración energética que es 98% de espacio vacío, por cierto.
Lo entretenido es que ese acuerdo de percepción se puede romper. Y más entretenido aún es que los bebés los van aprendiendo en los primeros días de vida. Si uno pudiera ver con los ojos, y sobre todo la mente, de un recién nacido, no entenderíamos nada, pues sólo veríamos energía.
Brujita
Don Juan decía algo parecido.
La humanidad hizo un acuerdo de percepción, osea todos le pusimos el nombre de silla a una particular configuración energética que es 98% de espacio vacío, por cierto.
Lo entretenido es que ese acuerdo de percepción se puede romper. Y más entretenido aún es que los bebés los van aprendiendo en los primeros días de vida. Si uno pudiera ver con los ojos, y sobre todo la mente, de un recién nacido, no entenderíamos nada, pues sólo veríamos energía.