Tal y como lo describe «el sindorme de Epimeteo», olvidamos y repetimos los errores una y otra vez. Ya hemos pasado por esto, y parece que estamos condenados a repetirlo. Hoy junto el análisis de «Ponerología política» y de «Cómo mueren las democracias» y hecho un vistazo al mundo actual, y sobre todo a Chile. ¿Qué está pasando? ¿Por qué? ¿Hay alternativas para salir airosos? Te invito a ver si tenemos esperanza.
En los últimos años, Chile ha vivido una serie de eventos políticos y sociales que han puesto a prueba la solidez de su democracia. Desde el estallido social de 2019 hasta el fracaso de dos procesos constituyentes, pasando por una creciente polarización y una profunda desconfianza en las instituciones, el país se encuentra en una encrucijada. ¿Cómo evitar que la democracia se siga erosionando? Dos libros, «Cómo mueren las democracias» de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, y «Ponerología Política» de Andrew Lobaczewski, nos ofrecen claves para entender lo que está pasando y cómo podemos enfrentarlo.
El diagnóstico: Polarización, desconfianza y cooptación
El proceso constituyente en Chile ha sido un espejo de los desafíos que enfrenta la democracia. Tras el estallido social de 2019, se abrió un camino para redactar una nueva Constitución y dejar atrás los amarres que han impedido los cambios profundos. Pero este proceso estuvo marcado por la polarización extrema y el revanchusmo, negando al opositor y negándole la sal y el agua. ¿Concensos? ¿Para qué, si tenemos el sartén por el mango?
El primer intento, liderado por una Convención Constitucional con una amplia representación de movimientos sociales, terminó en un rechazo abrumador en el plebiscito de septiembre de 2022. La ciudadanía percibió -gracias a la propaganda, la manipulación y la campaña del terror- que el proceso había sido capturado por agendas ideológicas extremas, en lugar de buscar acuerdos amplios. No contribuyeron a paliar este sentimiento las declaraciones desafortunadas de unos y otros, la sensaciónd de tener la partida ganada, y el boicot hecho por los medios de comunicación masiva que festinaron con cada detalle de la convención, y no cubrieron los acuerdos y/o grandes ideas.
El segundo intento, en cambio, fue cooptado por el Partido Republicano, que dinamitó el proceso desde dentro, promoviendo una propuesta constitucional incluso más conservadora que la Constitución de 1980. Esta estrategia también fracasó, dejando a Chile «en las mismas» y profundizando la desconfianza en las instituciones.
- ¿Qué dicen los libros?
Como señalan Levitsky y Ziblatt en «Cómo mueren las democracias», la polarización y la demonización del oponente pueden llevar al colapso de las normas democráticas. Por su parte, Lobaczewski, en «Ponerología Política», nos recuerda que detrás de estas dinámicas hay individuos y grupos cuyas patologías psicológicas pueden corromper todo el sistema.
La pérdida de confianza: Un círculo vicioso
La desconfianza en las instituciones no es nueva en Chile, pero se ha agudizado en los últimos años. Encuestas como las del Centro de Estudios Públicos (CEP) muestran niveles históricamente bajos de confianza en el Congreso, los partidos políticos y otras instituciones clave. Esta desconfianza se ha visto agravada por escándalos de corrupción y la percepción de que las élites políticas están desconectadas de las necesidades ciudadanas.
- ¿Qué dicen los libros?
Tanto Levitsky y Ziblatt como Lobaczewski enfatizan la importancia de la confianza ciudadana para la salud de la democracia. Cuando las instituciones pierden legitimidad, se abre la puerta a líderes populistas y autoritarios que prometen soluciones simples a problemas complejos.
El surgimiento de figuras polarizantes
En este contexto de desconfianza y polarización, han surgido figuras políticas que capitalizan el descontento social. José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, representa un polo conservador que ha sido criticado por su discurso confrontacional y su negación de la legitimidad de sus oponentes. Hoy la ultraderecha pareciera competir por quién es mas extremo, al punto que personalidades insignificantes pero que gritan muy fuerte, como Johannes Kaiser, puntean en las encuestas presidenciales.
Por otro lado, Daniel Jadue, alcalde de Recoleta y figura destacada del Partido Comunista, ha sido una voz importante para sectores históricamente marginados, aunque también ha sido percibido por algunos como parte de un polo ideológico extremo.
Es importante reconocer que el Partido Comunista ha tenido un rol clave en la construcción de acuerdos en la política chilena. Por ejemplo, su participación en la Concertación durante la transición a la democracia y su rol en el gobierno de Gabriel Boric demuestran su capacidad para trabajar dentro del sistema democrático. Sin embargo, en un contexto de polarización extrema, incluso los actores que buscan construir consensos pueden ser estigmatizados como «extremistas» por ciertos sectores de la población.
- ¿Qué dicen los libros?
Como señalan Levitsky y Ziblatt, la polarización lleva a que los actores políticos sean percibidos no como adversarios legítimos, sino como enemigos. Esto dificulta el diálogo y la búsqueda de consensos, algo que hemos visto en el caso chileno.
Un plan de acción: Cómo reconstruir la democracia
Frente a este diagnóstico, ¿qué podemos hacer? Aquí hay algunas propuestas concretas, inspiradas en los dos libros y adaptadas a la realidad chilena:
- Transparencia y rendición de cuentas:
- Fortalecer mecanismos de transparencia y auditorías independientes.
- Establecer sanciones claras para quienes abusan de su poder o cometen actos de corrupción.
- Reformas institucionales profundas:
- Reformar el sistema electoral para asegurar una representación más equitativa. NO está descaminada la idea de poner un porcentaje mínimo de votos, para evitar la fragmentación partidaria en el congreso. Porque esta fragmentación impide llegar a acuerdos.
- Descentralizar el poder y modernizar el Estado para acercar las decisiones a la ciudadanía.
- Educación cívica y participación ciudadana:
- Implementar programas de educación cívica en escuelas y comunidades.
- Promover la participación ciudadana a través de consultas populares y presupuestos participativos.
- Reconstruir el diálogo y la tolerancia:
- Crear espacios de diálogo inclusivos que reúnan a actores políticos y sociales.
- Combatir la desinformación y los discursos de odio que alimentan la polarización.
- Promover liderazgos éticos:
- Apoyar a candidatos y funcionarios que demuestren integridad y compromiso con la democracia.
- Establecer códigos de conducta claros para los líderes políticos.
- Aprender de experiencias internacionales:
- Estudiar cómo otros países han superado crisis políticas y reconstruido la confianza ciudadana.
- Establecer alianzas con organismos internacionales que promuevan la transparencia y la participación.
Chile se encuentra en una encrucijada. La polarización, la desconfianza en las instituciones y el surgimiento de figuras polarizantes son señales de alerta que no podemos ignorar. Sin embargo, como nos enseñan Levitsky, Ziblatt y Lobaczewski, el colapso de la democracia no es inevitable.
Reconstruir la confianza y fortalecer las instituciones requiere acción colectiva. Como ciudadanos, tenemos la responsabilidad de participar activamente, exigir transparencia y promover valores democráticos en nuestra vida cotidiana. La democracia no es un regalo, sino una responsabilidad compartida.
¿Estamos dispuestos a asumirla?
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